Nada refleja mejor cuál es la auténtica prioridad del Gobierno Vasco que el hecho de que apenas veinticuatro horas después de que la última víctima de ETA, Joseba Pagazaurtundua, fuera incinerada en el Cementerio de Polloe, el Lehendakari de todos los vascos se trasladase a Valencia y Barcelona para seguir explicando su plan de libre asociación con España. Una iniciativa a la que el Gobierno Vasco ha dedicado mucho tiempo y mucho dinero público. Es lamentable esta actitud en quien debería liderar -permanentemente, y más después de un atentado - la respuesta de todos los partidos democráticos vascos frente a ETA; en quien debería buscar la unidad democrática para hacer frente al principal problema que existe en el País Vasco, que no es otro que la falta de libertad y la existencia de muchos ciudadanos amenazados.
La realidad es que los socialistas hemos vuelto a perder a uno de nuestros compañeros. A un socialista vasco, militante de UGT y activo miembro de la Plataforma Basta Ya. A un militante por la Paz y la Libertad en una de las zonas del País Vasco donde más se nota el acoso de los radicales. El municipio de Andoain, donde Joseba era el jefe de la policía municipal, está presidido por un alcalde de Batasuna que ha sido incapaz de condenar el asesinato de uno sus funcionarios, al igual que en el pasado lo fue de uno de sus vecinos, José Luis López de Lacalle.
Los socialistas consideramos totalmente indigno que alcaldes que no son capaces de condenar el asesinato de uno de sus vecinos, sigan gobernando nuestros ayuntamiento. Por eso, y por tercera vez en lo que va a de mandato, presentamos una moción de censura contra el alcalde de Andoain. Sin embargo, PNV y EA, en otro gesto que demuestra magníficamente cuales son sus auténticas preocupaciones, se negaron a apoyarla acusándonos de generar más crispación, cuando qué mayor crispación puede haber que la muerte de un vecino de la localidad, de un socialista, de un funcionario de ese Ayuntamiento.
Para los nacionalistas sólo hay crispación cuando se molesta al mundo radical, al entorno de ETA y a Batasuna. Mientras tanto, se dedican a contemplar la muerte de demócratas y constitucionalistas en el País Vasco sin que ello les lleve a romper la equidistancia y la ambigüedad que mantienen hacia el mundo radical. La realidad es que condenan el terrorismo de ETA desde posiciones éticas, morales. Sin embargo, cuando tienen que combatirlo desde posiciones activas, con iniciativas y propuestas, son incapaces de hacerlo. El Gobierno Vasco y los partidos que lo sustentan - PNV, EA e IU - no han apoyado ni una sola de las medidas políticas y judiciales para combatir a la banda terrorista. Se han opuesto a la modificación de la Ley de Partidos Políticos, al proceso de ilegalización de Batasuna y, ahora, a la reforma del Código Penal para el endurecimiento de penas para los terroristas. Hemos conseguido consensuar - añadir medidas de Arkaute-
La realidad es que Euskadi es el último reducto de Europa donde pensar de forma diferente te puede costar la vida. Pero somos muchos los que estamos dispuestos a seguir luchando, con todas las armas legales a nuestro alcance, para acabar con este estado de cosas; somos muchos los que estamos dispuestos a seguir alzando la voz y diciendo lo que pensamos. Ese es nuestro objetivo, nuestra misión y nuestra obligación.