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Intervención de Patxi López. Mítin en Donostia

DONOSTIA - SAN SEBASTIÁN

"Egun on danori, egun on adiskideok, ongi etorri eta milla esker etortzeagatik.

Hoy mis primeras palabras son para transmitir mi solidaridad con el pueblo de Sant Boi que hoy llora la pérdida de cuatro niños a causa del temporal.

No hay fronterias y no hay límites para expresar nuestro dolor y solidaridad con quienes sufren.

La verdad es que siempre es un placer estar en Donosti, rodeado de amigos y amigas, y más aún en este hermoso teatro Victoria Eugenia donde también estuve, no hace mucho, en un foro organizado por Odón para lanzar la candidatura de San Sebastián como capital europea de la cultura en 2016 para lo que, os puedo garantizar, que va a contar con todo nuestro apoyo, porque es un proyecto ilusionante para el conjunto de la ciudadanía de esta gran ciudad.

Pero hoy me trae aquí otro objetivo. Otro gran proyecto colectivo. Que quizá sea el reto más importante al que los Socialistas Vascos nos hayamos enfrentamos en los últimos 30 años, desde que Ramón Rubial asumiera la Presidencia del Consejo General Vasco en plena Transición.

Entonces se trataba de recuperar las libertades y el autogobierno que nos había arrebatado la dictadura. Hoy se trata de algo distinto, afortunadamente, pero también muy importante. Se trata de conseguir la alternancia democrática, de provocar un cambio de liderazgo en el Gobierno Vasco. Y con ello, de alguna manera, estamos llamados a culminar, con un nuevo Lehendakari, la travesía que los vascos y las vascas iniciamos a finales de los años setenta.

Y no estoy exagerando. Porque la alternancia es, en sí misma, algo consustancial a la propia democracia. La alternancia tiene, en sí misma, una gran fuerza renovadora. Da la oportunidad de que se liberen nuevas energías en la sociedad. Y no sólo políticas, también energías ciudadanas. Fuerzas creadoras y transformadoras en todos los campos: en la economía, en la educación, en la cultura, en la investigación…. Y todo esto nos hace mucha falta.

Después de 30 años de lehendakaris del mismo partido, ha llegado la hora de dar una oportunidad al cambio, a la alternancia, para abrir ventanas, para mover lo que parece inamovible para dedicarse a resolver los problemas reales de los ciudadanos. Para obligarnos a todos a hacer un esfuerzo de imaginación y plantear nuevas respuestas para nuevos problemas. Nuevas oportunidades para nuevos sueños.

Para hacer otras políticas y fijar otras prioridades. Para resolver los problemas reales de los ciudadanos y ciudadanas vascas: de los trabajadores que han perdido su empleo, de los jóvenes que no pueden acceder a una primera vivienda, de los pensionistas que cobran las pensiones más bajas… Volver a recuperar para la política y para el Gobierno, la virtud de la cercanía a las personas y la capacidad transformadora de realidades injustas.

Eso es lo que queremos los Socialistas Vascos: gobernar, no para tener poder o para pisar moqueta, (como quieren otros), no. Gobernar para solucionar problemas; para poner las instituciones y el autogobierno al servicio de los ciudadanos y ciudadanas, no para servirnos de ellos. Para poner las prioridades del Gobierno allí donde están las prioridades de los ciudadanos: en el empleo, en la sanidad o en la educación. No para dar alas a nuestras obsesiones particulares.

Eso es, ni más ni menos, lo que los Socialistas queremos y vamos a hacer desde un gobierno de cambio. Pero lo sorprendente es que, cuando lo decimos, cuando nos presentamos ante la sociedad vasca con nuestras propuestas, con nuestro proyecto de país, el PNV (con ese sentido patrimonialista que tiene de Euskadi y de su Gobierno, como si les perteneciera a ellos por derecho divino) se indigna y dice que los Socialistas queremos “desalojarles” del Gobierno y que eso no nos va a salir gratis y amenazan al Gobierno de España y a José Luís con que se atenga a las consecuencias.

Y es increíble que, a estas alturas, algunos no hayan aprendido todavía que, en democracia, son los ciudadanos y ciudadanas, con sus votos, los que deciden quien se aloja y quien desaloja el Gobierno.

No saben y no quieren entender, que el Gobierno Vasco ni es tuyo ni mío. Ni es suyo ni es nuestro. El Gobierno Vasco es de los hombres y mujeres de éste país que deciden, en cada momento, en quien confían para depositarlo en sus manos, como un préstamo democrático, para que luego se rindan cuentas de qué se ha hecho con él.

Y estoy seguro de que, después de 10 años de Gobiernos de Ibarretxe, las cuentas que va a rendir son las de un fracaso tras otro. Las del alejamiento de la sociedad vasca, que esperaba y pedía otra cosa de su Gobierno.

Y por eso estoy seguro de que la ciudadanía va a dar la oportunidad al cambio y a la alternancia democrática. Porque quiere abrir un tiempo diferente: el tiempo de un Gobierno con y para los ciudadanos y ciudadanas. El tiempo de la cercanía y el interés por la Euskadi real.

Y ese cambio y ese nuevo tiempo lo representamos sólo los Socialistas Vascos. Y por eso hay ya una nueva mayoría que tiene puestas sus esperanzas en nosotros. Y es algo tan evidente, se nota tanto ya en la calle, que (como siempre que pasan estas cosas), nuestros adversarios políticos se han puesto tan nerviosos que, en lugar de explicar que quieren ellos para este país (igual no lo hacen porque saben, no tienen ni idea de que decir y porque no tienen proyecto para Euskadi), pero en lugar de dedicarse a esto, que es lo lógico en estos momentos, se dedican, en exclusiva, a atacar permanentemente a los Socialistas y al que os habla.

Lo habréis visto y oído todos los días, pero ayer, sin ir más lejos, si visteis las noticias en la televisión ó habéis leído esta mañana los periódicos, os daríais cuenta de que lo que digo es verdad:

Acto de Ezker Batua: Madrazo preguntándome que qué precio estaba dispuesto a pagar al PP con tal de llegar a Ajuriaenea.

Le respondo: cero. Yo no voy a pagar ninguno precio, porque mi objetivo no es pactar con el PP, lo tengo clarísimo. O sea que: echar cuentas, porque cero es un precio infinitamente menor al que él lleva diez años pagando a Ibarretxe, (a costa incluso de su propio partido), sólo para seguir montado en el coche oficial. Así que mejor que no haga comparaciones.

Acto de Eusko Alkartasuna: Unai Ziarreta diciendo que los Socialistas hemos pactado con el PNV para enterrar la soberanía. Como si alguna vez esa soberanía suya exclusiva y excluyente la hubiéramos tenido desenterrada.

Pero es increíble lo de esta gente. 10 años a la sombra del Gobierno de Ibarretxe y ahora son los que más critican al PNV y además piden el cambio para Euskadi y su único empeño, es hacernos creer que ellos no estaban en el Gobierno. ¡Igual es que lo hemos soñado, pero a mí me ha parecido estar bien despierto cuando hemos visto a Azkarra y compañía disfrutaban de sus Consejos Políticos, de sus Planes y de sus Consultas! Igual tenía que preguntárselo a ellos. ¿verdad? En luga de intentar aparentar ahora lo que no es. Pero bueno:

Acto del PP: Antonio Basagoiti en Madrid, con esas ocurrencias suyas que le hacen tanta gracia a él solo. Lo que pasa que, esta vez, de mal gusto porque vino, una vez más, a poner en entredicho la firmeza de los Socialistas frente a los violentos, con esa gracia de que echemos a los de ANV por la misma puerta por la que los dejamos entrar.

Ya vale! No le voy a contestar. Que se de una vuelta por la Casa del Pueblo de Elgoibar que reabrimos antesdeayer después de que nos la quemaran. Que se de una vuelta por la de Balmaseda, una año después de que nos la volaran, por la de Hernani, por la, 36 veces asaltada, Casa del Pueblo de Rentería o por cualquiera de las más de cien casas del pueblo que tenemos abiertas en Euskadi y que hable con nuestros compañeros y compañeras y se dará cuenta de donde está la firmeza, la fortaleza, la dignidad y el compromiso frente a ETA y a sus acompañantes. Que hable con los socialistas que, día a día, damos la cara en este país y dejará de decir tonterías.

Y el último, Acto del PNV: Egibar diciendo ayer que los Socialistas utilizamos la ikurriña como bandera de conveniencia, pero que no la sentimos.

Seguro que él sabe mucho de conveniencias y de banderas.

Pero ¿Qué sabe él de nuestros sentimientos? De los sentimientos de los Socialistas que llevamos en esta tierra más tiempo que su partido, (porque somos el partido más antiguo de Euskadi), defendiendo su dignidad y su libertad.

¿Qué tiene que decir el señorito Egibar del Socialista Indalecio Prieto que impulsó el primer Estatuto de Autonomía; que tiene que decir de los batallones de milicianos socialistas que con la ikurriña y la bandera republicana defendieron en los montes de Euskadi nuestra libertad; que tiene que decir de Ramón Rubial que, siendo el primer Lehendakari de la democracia, puso en marcha el Estatuto de Gernika? ¿Qué sabe de lo que sentimos cuando asesinan a uno de nuestros compañeros por defender la Libertad y la Democracia de Euskadi?

¿Qué quiere decir? ¿Qué esta ikurriña no es también nuestra?¿Que su rojo no lleva nuestra sangre? Ya vale! Somos los Socialistas Vascos y ni Egibar ni nadie nos va a dar lecciones de cómo querer y de como defender esta tierra que, por mucho que le pese a Egibar, no es su caserío particular, porque es de todos. Tan nuestra como suya o tan suya como nuestra. De todos ¿cuándo lo entenderán?

Y lo siento porque no quiero cabrearme, pero hay cosas que me indignan y que voy a dejar atrás, pero que evidencian que nos atacan por todos lados porque están nerviosos viéndonos crecer día a día. Así que cambio de registro.

Veréis, cuando, allá por el año 2002, me elegisteis, también aquí en San Sebastián, secretario general del PSE-EE, para liderar este partido en una nueva etapa, os prometí que trabajaría sin descanso para unir a todos sus miembros; para ganar la confianza de todos desde la lealtad a un proyecto compartido. Por ahí están Gemma Zabaleta y Carlos Totorica que eran los otros, más que dignos candidatos, para testificarlo.

Y creo que la unidad y fortaleza de los Socialistas Vascos habla por sí misma de lo que hemos hecho juntos.

Y por eso, hoy puedo volver aquí y presentarme ante vosotros y vosotras, ante la ciudadanía vasca, y deciros que trabajaré sin descanso para unir a esta sociedad, a todos sus hombres y mujeres. Que pondré siempre el énfasis en lo mucho que nos une. En lo mucho y bueno que hemos construido juntos en estos 30 años.

Que gobernaré para todos y contaré con todos. Que mi proyecto de país es un proyecto compartido e incluyente. Que se ha acabado el tiempo de la división y del enfrentamiento permanente, el tiempo del debate identitario que ha pretendido clasificarnos y decirnos quienes somos buenos o malos vascos.

Que venimos a abrir un nuevo tiempo para la suma y el entendimiento. Para que todos juntos, rememos en la misma dirección, y resolvamos nuestros problemas con la fortaleza de saber que juntos podemos más.

Porque yo quiero hacer un país que cuenta y confía en sus ciudadanos y ciudadanas; y que busca la suma de ideas y sentimientos.

Un país empeñado en convivir. En el que nadie, nunca más, tenga la tentación de que una parte pueda decidir sobre la otra o, lo que es peor, en contra de la otra.

Un país en el que nadie se sienta marginado ni excluido. Del que nadie se tenga que ir en contra de su voluntad.

Un país acogedor e integrador de las diferencias. Un país abierto, que valora y potencia su singularidad y que, a la vez, reconoce la riqueza del mestizaje.

Un país que abandona el lenguaje despectivo de “los nuestros y los otros” para conjugar todos juntos el “nosotros”.

Un país que se expresa en euskera, en castellano y, también, en inglés.

El país que se construye en base a la ciudadanía que nos hace iguales y abandona el debate identitario permanente que algunos utilizan solo para dividirnos y clasificarnos.

Y como estoy convencido de que ese es el país que quiere la inmensa mayoría de la sociedad vasca. Y por eso sé que hay ya una nueva mayoría que confía en los Socialistas para hacerlo realidad.

Lo mismo que estoy convencido, José Luís, de que vamos a estar juntos en muchas cosas:

Juntos en la apuesta por la paz y en el combate a ETA, con todos los instrumentos que el Estado de derecho tiene a su alcance.

Juntos y al lado de las empresas y los trabajadores que realizan la obra del Tren de Alta Velocidad. Una infraestructura que los terroristas han puesto en su diana macabra y que vamos a hacer porque no estamos dispuestos a que los totalitarios impidan el avance de este país.

Estamos juntos en la apuesta por traer a Euskadi la Fuente Europea de Neutrones. En la apuesta por la innovación y la investigación como palancas para salir de la crisis. Una apuesta que la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, gracias por estar aquí, está sabiendo liderar y orientar hacia sectores con futuro como la energía, la salud o las biotecnologías.

Juntos porque un país no crece en la bronca artificial con los demás sino en la colaboración y cooperación que supone un proyecto compartido. Y el nuestro, el de los Socialistas, es un proyecto compartido.

Veréis, no entiendo, no puedo entender, a los que se empeñan en levantar fronteras y definir patrias excluyentes. Vivimos en un pequeño trozo de tierra. Un puntito del mapa rodeado de otros puntitos y de otras gentes que también viven en sus trozos de tierra.

Somos mundo y vivimos rodeados de mundos parecidos. Pero éste es el nuestro y nos gusta. Es nuestro país y vamos a conseguir que sea, por fin, el país de todos.

Mientras venía por la autopista, desde Bilbao, esta mañana he ido dejando, a izquierda y derecha, Basauri, Galdakao, Durango…. Y venía pensando, por ejemplo, que en Amorebieta hubo una batalla contra los franceses, pero que también allí, liberales y carlistas, firmaron el Convenio de Amorebieta.

Pensaba cómo en Eibar, de la mano de un grupo de Socialistas, laboriosos como pocos, surgió la primera cooperativa Alfa con nuestro compañero Toribio Echevarría de gerente. Y que también allí, en el balcón de su Ayuntamiento, el abuelo del actual Alcalde, que era Consejero de Trabajo del primer Gobierno Vasco, Juan De Los Toyos, izó la primera bandera republicana.

Y que en Orio, donde asesinaron a nuestro compañero Juan Priede, cazaron la última ballena hace ya más de cien años.

Y que en Getaria nació Elcano, que dio la vuelta al mundo.

Y uno se da cuenta de que los pueblos son pueblos porque conservan las sombras de las personas que allí vivieron. Pero son pueblos, sobre todo, porque cada ladrillo de sus casas contiene un deseo, un sueño de sus habitantes.

Y nos gusta el país de los sueños. Queremos a este país porque aquí están nuestras esperanzas. También aquí han llorado muchos sus sueños rotos. Como Iparraguirre que desde el puente de Hendaya, que tenía prohibido cruzar, cantaba con nostalgia:

Herrialde guztietan

Toki onak badira

Baina biohtzak diost

Zoaz euskal herrira.

En todos los países

Hay lugares hermosos

Pero mi corazón me dice

Vete al País Vasco.

A nosotros nos pasa lo mismo. Euskadi es un país sembrado de esperanzas. De personas diferentes. Se mezclan apellidos, los López con los Etxebarrias. Se forman parejas que no hay política que las separe.

Se mezclan los colores y las ilusiones.

Euskadi es un puerto generoso al que han llegado navegantes esforzados, hombres y mujeres de todas partes, queriendo arrimar el hombro y construir su vida.

Aquí no sobra nadie y tenemos que caber todos. Cada uno tiene su propia historia. Cada uno tiene sus propias raíces. Las mías, como sabéis, están en Portugalete, cerca del Puente Colgante.

Y otros que estáis aquí las tendréis en un caserío de Ataún o un pueblecito de la provincia de Badajoz, da igual. Nadie tiene que renunciar, nadie puede renunciar a sus raíces porque son el legado de generaciones de hombres y de mujeres que con sudor y esfuerzo, y en circunstancias bien difíciles, nacieron o llegaron aquí e hicieron el milagro de no renunciar a la vida.

Y hoy estamos aquí sus herederos para decir que un país sólo se construye con ciudadanos y ciudadanas libres e iguales que deciden vivir juntos. Y que Euskadi existe porque, algo más de dos millones de hombres y mujeres; hemos decido convivir y formar parte de una misma sociedad.

Y que somos una sociedad moderna: rabiosamente moderna. Y que si de algo podemos estar orgullosos de ser pioneros es en solidaridad y el reconocimiento del diferente. Porque es algo que hemos aprendido conviviendo. Y hemos aprendido que somos plurales y diversos, sí, pero también que esa es, precisamente, nuestra fuerza.

La inmensa mayoría de los vascos y de las vascas pensamos así. Pero hay algunos que no entienden, que no han querido entender, algo tan sencillo y, a la vez, tan fundamental como: yo a ti te acepto como eres, acéptame tú a mí, y reconozcámonos miembros de una misma sociedad.

Y es que, especialmente, durante la última década, Ibarretxe se ha empeñado en parar la historia. Ha intentado, una y otra vez, caminar hacia atrás. Ha pretendido hacer de la identidad el elemento separador e imponer al conjunto de Euskadi una visión excluyente del país que sólo nos dividía y enfrentaba.

Y una y otra vez le hemos dicho que ese no era el camino. Que así no podíamos avanzar. Que esa forma de plantear las cosas, sin consenso, sin buscar el entendimiento entre diferentes, no nos llevaba a ninguna parte.

Pero no nos ha hecho caso. Ha seguido una y otra vez en el raca raca, dando vueltas a la noria que nos anclaba a un tiempo que queríamos superar.

Y que ahora vamos a superar abriendo el tiempo del cambio.

Por eso, para el 1 de Marzo, os propongo un nuevo comienzo.

Un comienzo compartido. Con muchas voces que, como el coro que hemos escuchado antes, tienen la firme convicción de unirse en un mismo canto para decir que queremos compartir un mismo futuro. Hemos abandonado el miedo y decimos en voz alta lo que queremos.

Llevamos ya muchos años imaginando una Euskadi mejor.

Y por eso, a veces me acuerdo de esos bertzos de Pello Mari Otaño cuando, desde Argentina, cantaba a esta misma ciudad, Donosti, con nostalgia y decía:

Alaibide bat bakarra daukat

ametsetan sinistia.

Zu ikusteko nun nahi aski det

nere begiak ixtia.

Sólo me queda una posibilidad:

creer en los sueños.

Donde quiera que esté, si quiero verte

es suficiente con que cierre mis ojos.

Y me acuerdo porque nosotros hemos cerrado muchas veces los ojos para imaginarnos una Euskadi mejor. Hemos hecho muchos proyectos con los que construir un futuro compartido por todos los vascos. Y hemos tenido que cerrar los ojos para imaginarlos.

Pero hoy es diferente; todo suena a cambio en Euskadi. Badator berrikuntza. Hoy, lo que tenemos que hacer es abrir los ojos. Abrirlos mucho, porque esta vez no lo vamos a imaginar. Esta vez lo vamos a hacer posible.

Los vascos, todos, vamos a agarrar el futuro con las manos para hacerlo nuestro. El cambio nos va unir de nuevo. Es verdad que vienen tiempos difíciles, que están siendo ya difíciles para muchos, pero tenemos esperanza e ilusión en lo que está por venir porque lo vamos a hacer juntos si queremos.

Por eso convoco a todos los ciudadanos y ciudadanas vascas al cambio. A un cambio que se convierta en un enorme punto de encuentro para caminar juntos hacia el mañana.

Todo eso es lo que queremos. Como escribió Neruda, es casi nada y es casi todo.

Pero todo esto depende sólo de una persona. De alguien que tiene en su mano la capacidad de soñar. De tí.

Por eso sólo te pido una cosa: HAZ QUE SUCEDA.

Eskerrik Asko".

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