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Patxi López. Discurso 29º Aniversario Estatuto de Gernika

Amigos y amigas, bienvenidos y gracias a todos por estar aquí, y gracias especialmente a Mario, a Libertad, a Nekane y a Sergio por las palabras que nos han dirigido, que resumen magníficamente el espíritu con el que los Socialistas nos encontramos aquí:

Porque hoy, 25 de Octubre, celebramos el vigésimo noveno aniversario de la aprobación en referéndum de nuestro Estatuto de Autonomía. Un día en el que conmemoramos la recuperación del autogobierno vasco, en el marco general del restablecimiento de las libertades y de la democracia en toda España.

Es, por lo tanto, un día de alegría y esperanza. Un día en el que los Socialistas queremos reafirmar la vigencia del Estatuto y el valor de sus potencialidades para avanzar como país y como sociedad.

Queremos reafirmar el valor del Estatuto como marco de convivencia democrática, porque define una Euskadi en la que cabemos todos, porque respeta la pluralidad y diversidad de la sociedad vasca, sin discriminaciones ni divisiones ficticias.

Porque es el Estatuto lo que constituye a Euskadi como comunidad política, dotándonos de una capacidad de autogobierno tal que nos permite, desde nuestras propias instituciones, decidir sobre los asuntos que afectan a prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida política, económica, social y cultural. Es el Estatuto el instrumento que garantiza nuestro derecho a decidir.

Y queremos, por todo ello, que éste sea un día de reencuentro democrático entre vascos y vascas. Un día para poner en valor lo que hemos venido construyendo juntos a lo largo de casi treinta años.

Y que sea también un día de recuerdo y de homenaje a todas las víctimas del terrorismo, asesinados precisamente por representar y defender la Libertad, la convivencia y los valores democráticos que ese Estatuto contiene, con la esperanza puesta en que, más pronto que tarde, podamos conseguir un futuro para Euskadi sin la hipoteca de ETA y de la violencia.

Pero, además, quiero dejar bien claro que estos 29 años de autogobierno estatutario representan la Euskadi más auténtica; la Euskadi que nace y avanza con el pacto y el acuerdo entre diferentes. Me habéis oído decir muchas veces esa frase de Jesús Eguiguren de que “el Estatuto tiene cuerpo de Ley pero alma de Pacto”, del triple acuerdo: entre vascos que pensamos de manera diferente, entre los territorios y entre las instituciones vascas y entre éstas y las del conjunto de España.

Ésta es la Euskadi real, la que ha surgido del acuerdo. Y esa es la Euskadi que yo quiero para el futuro, la que se construye entre todos y no unos contra otros. Esa es la única posibilidad de seguir avanzando y existiendo.

Porque, si Euskadi existe hoy, es porque dos veces en su historia sus hombres y mujeres fuimos capaces de establecer un pacto interno:

En 1936, gracias al acuerdo entre Indalecio Prieto y José Antonio Aguirre, que dio origen al primer Estatuto.

Y en 1979, gracias al acuerdo entre diferentes, que dio lugar al Estatuto de Gernika.

Todos tenemos que reflexionar sobre el significado de esos dos momentos históricos de importancia indudable para Euskadi.

Dos momentos históricos que nos están diciendo algo definitivo: que la sociedad vasca avanza y se constituye en sujeto político sólo cuando es capaz de reconocerse y respetarse en sus diferencias internas y es capaz de pactar.

Ésa es la Euskadi que los socialistas no queremos perder, sino que, por el contrario, ansiamos recuperar y estamos dispuestos a recuperar.

La Euskadi estatutaria que los vascos y vascas apoyamos en las urnas y que otros quieren dar irresponsablemente por acabada. Los socialistas seguimos en el Estatuto. Otros proponen abandonarlo, sin decir claramente a dónde quieren llevar a esta sociedad.

Y son precisamente quienes quieren abandonar la vía estatutaria los que nos acusan a los Socialistas de incumplir el Estatuto. Pero no tienen credibilidad, porque hace nueve años rechazaron en el Parlamento Vasco una propuesta socialista para completar el desarrollo estatutario, diciendo que el Estatuto era una carta otorgada, cuyo único valor residía en tener una puerta de salidad, y que no era ya el momento de debatir sobre transferencias, sino sobre el “ser para decidir” que defendían entonces.

Y son los mismos que hace cuatro años rechazaron nuestra oferta de abordar una reforma estatutaria consensuada entre todas las fuerzas políticas vascas.

Nos acusan de incumplir el Estatuto los mismos que lo han venido deslegitimando sistemáticamente en todos estos años.

Los que lo han gestionado durante muchos años y ahora, para ocultar sus propios fracasos, nos quieren convencer de que Euskadi es un campo de concentración rodeado de alambradas.

Pero para no quedarme sólo en las palabras, en esta fecha, histórica para el país, yo quiero asumir compromisos con la sociedad vasca, con sus libertades y con sus ansias de progreso.

Un compromiso renovado con el autogobierno estatutario, con nuestro marco de autogobierno. Con un marco de autogobierno sólido y respaldado por una inmensa mayoría del país.

Un marco de autogobierno que ha resistido los embates de un terrorismo totalitario y desestabilizador. Y que ha resistido, igualmente, las aventuras de quienes han pretendido llevarnos a un callejón sin salida.

Y por eso, me comprometo, cuando sea Lehendakari, a llamar a todas las fuerzas políticas democráticas para abordar la actualización y reconstrucción del pacto estatutario.

Llamaré a todas las fuerzas políticas para recuperar los acuerdos perdidos y abordar una reforma estatutaria, si existe consenso para ello:

1.- Para dejar claro, en una exposición de motivos, que no partimos de cero, sino de un Estatuto que nos ha aportado progreso y modernidad y que deseamos mejorar en clave de más democracia, más libertad, más derechos de ciudadanía para la sociedad vasca y, más voluntad de deslegitimación ética, social y política del terrorismo.

2.- Para dejar claro que la ciudadanía, fuente y receptora de derechos y deberes, concepto que nos hace iguales y que cohesiona a la sociedad vasca, constituye el principio y el fin de nuestro sistema de autogobierno; y que la igualdad política y social, que excluye cualquier tipo de discriminación, debe figurar en el frontispicio de un Estado renovado y con verdadera proyección de futuro.

3.- Para zanjar de forma definitiva los desacuerdos sobre competencias y establecer claramente las fórmulas para la consecución definitiva de las transferencias que acordemos, así como para adaptar los mecanismos estatutarios a las nuevas realidades políticas y sociales.

4.- Para poner nuestro Estatuto al día, tal como se ha hecho en la reforma de los Estatutos de Andalucía ó de Cataluña, buscaremos la fórmula, a través del consenso y la legalidad, para hacer factible la consulta a la ciudadanía en aquellas materias que de nuestra competencia, acabando con la discusión, interesada y mal planteada por el Gobierno tripartito, sobre nuestra capacidad de consulta.

5.- Para no ahorrar esfuerzos en la recuperación del pacto y actualización del compromiso estatutario, utilizando para ello los recursos extraordinarios que contienen la Constitución y el Estatuto, en su referencia a los derechos históricos de los territorios forales.

Es decir, me propongo impulsar una reforma estatutaria que culmine, como marcan nuestras normas, en un referéndum confirmatorio de la sociedad vasca, basada en las necesidades reales del país y alejada de caprichos partidistas.

Yo no quiero el autogobierno para satisfacer orgullos localistas de vuelo corto ó para estar todo el día de bronca con el Gobierno central.

Yo quiero el autogobierno para hacer posible que este país avance. Para vivir mejor todos. Para garantizar las libertades, la seguridad, los derechos de ciudadanía y el progreso económico y social de los hombres y mujeres que viven y trabajan en Euskadi.

Yo quiero el autogobierno que garantiza el Estatuto, para construir país y construir sociedad, y no para seguir enzarzándonos en querellas inútiles sobre el ser o no ser de los vascos.

Yo quiero y me comprometo a legitimar socialmente el Estatuto, utilizando para ello todos los instrumentos y recursos que nos proporciona, todas sus inmensas potencialidades, para transformar el país y para que todos vivamos mejor.

- Yo quiero el Estatuto para unir a los demócratas y liderar la defensa de las libertades y la deslegitimación ética, social y política del terrorismo de ETA.

- Yo quiero el Estatuto para sumar ciudadanos y ciudadanas, para sumar identidades y ampliar los consensos; para seguir avanzando en la construcción de un país de todos y para todos, mediante el diálogo, el pacto y el acuerdo.

- Yo quiero el Estatuto para avanzar en la construcción de la Euskadi social y en la ampliación de los derechos y libertades de la ciudadanía vasca.

Yo quiero el Estatuto para enfrentarnos con decisión a la crisis económica, impulsando el diálogo con empresarios y trabajadores, para buscar diagnósticos compartidos y compromisos de avance social, en el marco de una economía moderna, sostenida en la productividad, la innovación y el conocimiento.

- Yo quiero, en fin, un Estatuto que sirva para vertebrar y cohesionar al país y para impulsar políticas de creación de empleo, de construcción de vivienda social, de revitalización de nuestro sistema educativo, de apuesta por las infraestructuras y la modernización, de apoyo a la Sanidad Pública. Un nuevo Estatuto para la Euskadi real del siglo XXI.

Y quiero, además, un Estatuto para vivir en una Euskadi sin fronteras, abierta al mundo. Hay quienes quieren utilizar el autogobierno para poner puertas a Euskadi.

Yo quiero utilizar los instrumentos y recursos que nos concede el Estatuto para colocar a Euskadi en el ámbito en el que siempre hemos estado y queremos seguir estando los vascos.

Porque hay quien quiere que Euskadi se mire en el espejo de Kosovo. Y yo quiero que Euskadi siga mirando a la España plural y la Europa cada vez más unida que estamos construyendo entre todos.

Amigos y amigas:

Quiero acabar como empecé, reivindicando el Estatuto como algo vivo y útil. Como una realidad dinámica pensada para resolver problemas, y no para dejar que se perpetúen; para abrir puertas y no para cerrarlas; para tender puentes de diálogo, y no para cavar trincheras; para pasar definitivamente una página negra de nuestra historia reciente, marcada por el enfrentamiento y volver a la senda del diálogo, la colaboración y el entendimiento entre diferentes.

Reivindico, en definitiva, el Estatuto, al que auguramos larga vida, como factor de estabilidad, seguridad, libertad y progreso para la sociedad vasca y para Euskadi.

He venido hoy aquí con un mensaje de unidad, y de no imposición. Como de la que hizo gala, en su día, el PNV imponiéndonos a todos el himno de su partido como himno oficial de nuestra Comunidad.

No voy a entrar en guerras de símbolos y banderas, pero qué duda cabe, de que hay otro canto a las libertades que está en el corazón de todos los vascos y de todas las vascas y que a mí me gustaría que formara parte también de nuestro acerbo simbólico y que os animo a escuchar: el Gernikako Arbola.

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