Intervención Patxi López. Mitin en Vitoria con Zapatero
Buenos días, amigos y amigas:
Quiero, en primer lugar, expresaros lo a gusto que me encuentro aquí en Vitoria, entre compañeros y compañeras, amigos y amigas, disfrutando de este ambiente de alegría y de esperanza.
Entre gente progresista que pelea, día a día, en su vida diaria, para cambiar las cosas y transformar la realidad. Que ha aguantado en los tiempos difíciles, defendiendo principios y valores que ahora son ampliamente compartidos.
El esfuerzo ha merecido la pena. Y estamos viendo sus frutos. El cambio es posible, está a la vuelta de la esquina. Lo dicen los sondeos, que nos sitúan a un paso de la victoria, pero sobre todo se nota en la calle, en la gente que llama a la radio para decir abiertamente que está por el cambio.
Estamos dejando atrás el tiempo del miedo. El tiempo en que de política en Euskadi se hablaba en voz baja.
Se acabaron los susurros. Yo levanto mi voz para deciros que queda un día menos para el cambio. Que sólo quedan quince días para hacerlo realidad. Para hacer que suceda lo que muchos estamos deseando y entre todos vamos a conseguir.
- Que este país deje de ser el coto cerrado de los que se creen propietarios de Euskadi y se convierta en la plaza pública de todos y todas.
- Que este país deje de estar dividido entre “los nuestros” y “los otros”, y conformar, así, un “nosotros” hecho de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales.
- Que superemos de una vez los debates identitarios que nos han enfrentado durante años, y abordemos al fin, con espíritu de acuerdo, los grandes objetivos que nos unen como ciudadanos: la defensa de las libertades, la ampliación de los derechos sociales, la salida de la crisis económica y el reforzamiento de nuestro marco de autogobierno.
Y lo vamos a hacer porque hay una nueva mayoría que lo quiere. Euskadi suena a cambio y yo me propongo liderarlo con vuestro apoyo y con el apoyo de muchos hombres y mujeres de este país.
Yo quiero un cambio para mejorar, para unir al país, para cohesionar territorial y socialmente Euskadi, para abrir un nuevo tiempo en el que todos seamos iguales, en el que nos respetemos independientemente de nuestras ideas y sentimientos de pertenencia.
Un tiempo en el que compartamos, con el Gobierno a la cabeza, proyectos estratégicos y planes para salir de la crisis y poder avanzar en progreso y bienestar.
Y voy a liderarlo desde aquí, desde Vitoria-Gasteiz. Desde esta ciudad estupenda a la que el nacionalismo gobernante siempre ha tenido olvidada.
Una ciudad con un magnífico alcalde socialista, mi tocayo Patxi Lazcoz. Una ciudad que dentro de muy poco contará también con un Lehendakari socialista del mismo nombre. Así que Patxi, además de tocayos, vamos a ser vecinos.
Y nos vamos a llevar bien. Porque tenemos que trabajar estrechamente unidos, para sacar adelante muchos proyectos de esta ciudad, que son también proyectos de país.
Yo me propongo trabajar desde el primer día con los ayuntamientos, y no al margen o en contra de ellos, como ha ocurrido en la etapa de Ibarretxe.
El proyecto del cambio es municipalista. Quiere contar con los ayuntamientos para que sigan siendo agentes activos de las políticas que dan bienestar a la ciudadanía: en vivienda, en servicios sociales, en creación de empleo, en infraestructuras culturales y en tantos otros ámbitos.
Y por eso la Ley Municipal será una de las primeras leyes que mi Gobierno aprobará en el primer tramo de la próxima legislatura. Casi puedo deciros que la tenemos hecha. Porque los socialistas hemos estado cuatro años trabajando.
No como Ibarretxe o como su consejero Inclán que ahora, en el último minuto de la legislatura, inaugura un nuevo edificio para consultas externas en Txagorritxu porque el que había se estaba cayendo a trozos.
Una ampliación del hospital que los socialistas llevamos dos años pidiendo, que llevamos al Parlamento y que tuvo el voto en contra del tripartito.
Ibarretxe lleva diez años en Vitoria, pero como no sale de su despacho y no habla con nadie, ahora tiene que hacer campaña en la ciudad como un verdadero astronauta.
Porque si saliera a la calle, sabría que en Salburua, en Lakua y en Zabalgana necesitan con urgencia un centro de salud.
Yo seré lehendakari de todos. También de los alaveses. También de los vitorianos.
Yo no auspiciaré una fusión de las cajas sin contar con la Vital, como han hecho Irala y Egibar.
Yo no daré la espalda a Vitoria como a hecho Ibarretxe. Yo quiero sumar al proyecto general de cambio las valiosas experiencias y proyectos de Vitoria, de la capital de Euskadi.
Hemos perdido un tiempo precioso. Diez años para ejercer un liderazgo activo en materia de políticas para solucionar los problemas reales de la ciudadanía.
Diez años que Ibarretxe no ha dedicado a liderar políticas de vivienda o a impulsar la Sanidad Pública, o la escuela pública.
Diez años sin diálogo social con empresarios y sindicatos para tomar medidas eficaces contra la crisis.
Diez años de un Gobierno que entraba en crisis cada vez que tenía que aplicar políticas para la ciudadanía.
Diez años de inseguridad, de la ausencia de diálogo y de la ineficacia.
Para que luego nos hablen de solvencia, experiencia y capacidad de gestión. El Gobierno de Ibarretxe ha metido a este país en un proceso constituyente continuo, en una carrera interminable para sustituir el autogobierno que nos dimos entre todos por un nuevo marco soberanista y autodeterminista que sólo satisface a una parte de esta sociedad.
A Ibarretxe le ha obsesionado que Euskadi marque distancias con los demás. Ha hecho de la diferencia una estrategia. Y lo hará otra vez, si se le vuelve a presentar la oportunidad.
Yo me propongo hacer justo lo contrario. Voy a dedicarme a la política real, generando desde el Gobierno de cambio la estabilidad, seguridad y confianza que no ha ofrecido Ibarretxe y que Euskadi necesita recuperar urgentemente para hacer frente a la crisis económica.
Voy a potenciar lo que nos une sobre lo que nos separa, a sumar fuerzas para encontrar soluciones a los grandes problemas de este país desde el diálogo y el acuerdo.
Porque, por mucho que digan algunos, lo que realmente necesita Euskadi ‘más que nunca’ no es reincidir en los errores del pasado, sino buscar espacios compartidos y entablar diálogos sinceros y alcanzar pactos amplios y sólidos entre diferentes que nos hagan fuertes ante el futuro.
Y en eso puedo aportar más experiencia que nadie. Me siento orgulloso de dirigir el Partido Socialista de Euskadi, la organización política y social más antigua de la Euskadi moderna.
Un partido con 123 años de historia que ha estado presente siempre en todos los grandes acuerdos que han servido para construir este país. En nuestro primer Estatuto de Autonomía, en 1936, en la lucha contra la dictadura franquista, contribuyendo a mantener viva la llama del autogobierno en el Gobierno Vasco en el exilio, en la recuperación de la Libertad y la Democracia, y en la aprobación del Estatuto de Gernika.
Somos el partido del pacto y el acuerdo. Entendemos mejor que nadie la realidad de este país, porque nosotros mismos somos como una réplica en miniatura de Euskadi. Convivimos bajo las mismas siglas gentes con diversas procedencias políticas, de distintos territorios, con lenguas maternas diferentes. Pero nos unen dos cosas básicas:
• Nuestro compromiso con la paz, la libertad, la igualdad y la justicia social.
• Y nuestro compromiso con la suma de dos millones y medio de identidades, tantas como ciudadanos y ciudadanas compartimos nuestras ciudades y pueblos, para conseguir que Euskadi sea la cada común, el punto de encuentro de todos los vascos y las vascas.
Somos un partido de izquierdas, progresista. Hoy me siento orgulloso de estar aquí con vosotros. Entre socialistas alaveses, entre socialistas vascos. Con gente que lleva toda una vida comprometida con las causas de la libertad, la igualdad y la solidaridad. Con la izquierda alavesa, con la izquierda vasca de siempre.
Con la izquierda que no ha vendido su alma para hacerse un hueco a la sombra del poder ni ha querido nunca hacer de florero para adornar Gobiernos excluyentes y frentistas.
Nos avala nuestra historia. Y nos avala también nuestra responsabilidad. En los últimos años, nuestra labor desde la oposición, consiguiendo que se aprobaran nuevas leyes sociales y pactando los Presupuestos Generales, ha impedido que el tripartito sumiera a este país en la parálisis.
Por eso nos sigue tanta gente que va a depositar su confianza en nosotros para conseguir que este país cambie. Ellos van a ser los auténticos artífices del cambio, porque no se han dejado doblegar por la resignación. Porque sin su inconformismo en este país no habría caído nunca el mito de la imbatibilidad del nacionalismo.
Yo estoy convencido de que este país va cambiar el 1 de marzo gracias al inconformismo de esos miles de hombres y mujeres que están hartos de la política de la división y quieren construir juntos el futuro.
Sé que toda esa gente está a nuestro lado, y su apoyo me llena de energía para afrontar con ganas e ilusión el desafío que tenemos todos por delante: ni más ni menos que abrir un nuevo tiempo para la esperanza en este país.
Pero hoy quiero pedirles un último esfuerzo. Quiero pedirles que contagien su entusiasmo a sus padres y madres, a sus hermanos y sus hermanas, a familiares y amigos. Ni una sola persona que sueñe con el cambio puede dejar de participar en él.
Nadie tiene que caer en la desesperanza, creyendo que no hay fuerza capaz de doblegar el que durante tantos años ha sido considerado como el único pensamiento correcto en este país. Eso ya pasó a la historia.
Si la gente quiere cambio, habrá cambio. Un cambio tranquilo, para mejorar las cosas con un gobierno para todos, Un cambio para recuperar el tiempo que este país ha perdido con políticas excluyentes que no conducen a ninguna parte, para volcarnos en solucionar los verdaderos problemas de la sociedad vasca.
Es la hora de Gobierno en positivo que sepa aunar y sumar todas las energías de nuestra sociedad y de nuestras instituciones.
Es la hora de sintonizar con el dinamismo, el espíritu emprendedor, la preparación y el ansia de abrirse a la modernidad de nuestros empresarios y trabajadores, de nuestros jóvenes, de nuestros científicos, de nuestros creadores, de nuestros profesionales de la enseñanza, de todos los hombres y mujeres que viven y trabajan en Euskadi.
Es la hora de los grandes acuerdos de país:
- Del acuerdo por la paz y por las libertades.
- Del acuerdo social contra la crisis y por empleo.
- Del acuerdo educativo para reforzar la escuela pública y mejorar la calidad de nuestro sistema de enseñanza.
- Del acuerdo para impulsar un Plan de Choque en materia de Vivienda.
- Del acuerdo para reforzar, por consenso, nuestro autogobierno.
Es la hora de que decidamos todos, de común acuerdo, para que nadie tenga la tentación de decidir unilateralmente en nuestro nombre.
Es la hora de construir Euskadi como la casa de todos y todas.
Es tiempo de decir, bien alto y bien claro, que en este país no sobra nadie. Sólo sobran los que matan, los que amenazan, los que extorsionan, los que siembran de miedo e inseguridad las calles de nuestros pueblos y ciudades.
Sólo sobran los que quieren imponer al la sociedad vasca un proyecto totalitario.
Amigos y amigas:
A partir del 1 de marzo, vamos a pasar la página a un período largo de desencuentro y de ruptura con las mejores señas de identidad de este país, conformado por el diálogo y el acuerdo entre diferentes.
Vamos a acabar con las políticas de frentes, de trincheras y de alambradas, que han sido características de los diez años de Ibarretxe.
Vamos a acabar con ese ciclo de radicalización progresiva y de continua huída hacia adelante que empezó con el Pacto de Lizarra, prosiguió con el Plan Ibarretxe y culminó con la consulta autodeterminista.
Tres proyectos estratégicos equivocados y fracasados que nos han impedido hablar durante demasiado tiempo de nuestros verdaderos problemas como país y como sociedad.
A partir del 1 de marzo, abriremos un tiempo de unidad y colaboración democrática para sacar Euskadi adelante. Y yo estoy dispuesto a liderar, como Lehendakari de un Gobierno de cambio, ese nuevo tiempo de esperanza.
- Comprometiéndome con las libertades y con la defensa de la democracia: porque quiero que ésta sea la legislatura de la igualdad, de los derechos de ciudadanía, del fin del terrorismo y de la lucha sin cuartel contra la ideología totalitaria de ETA.
- Comprometiéndome con el acuerdo interno entre vascos: porque quiero que estos cuatro años próximos sean los del restablecimiento del consenso político en torno a un marco de autogobierno compartido por todos.
- Comprometiéndome con la Euskadi social: a través de un plan de choque contra la crisis económica que quiero acordar con los sindicatos y empresarios vascos.
- Comprometiéndome con el bienestar y los derechos sociales de los hombres y mujeres de Euskadi: porque quiero que ésta sea la legislatura en que mejoremos e impulsemos los servicios públicos y desarrollemos unos servicios sociales de calidad e igualitarios para todos los ciudadanos, con independencia del territorio en el que vivan.
- Comprometiéndome con un sistema educativo de calidad, porque me propongo que la Educación sea uno de los grandes ejes del cambio. Y quiero que estos próximos cuatro años sean los de la recuperación del pacto educativo, para que nuestro sistema de enseñanza pueda enfrentarse con éxito a los nuevos desafíos.
- Comprometiéndome con el apoyo a la investigación, con atención especial a la que se desarrolla en nuestro sistema universitario: porque quiero que el impulso a la investigación vasca sea un verdadero distintivo del Gobierno que tengo intención de presidir.
Y comprometiéndome también con el restablecimiento de un diálogo institucional con el Gobierno de España. Porque yo no voy a hacer de España un problema cuando sea Lehendakari.
Porque España no es ningún problema para los vascos, sino que forma parte de las soluciones de nuestros problemas.
Y porque, además, tenemos más necesidad que nunca de cooperar con el Gobierno de España. Porque de esa cooperación, y no de la confrontación irresponsable que impulsa Ibarretxe, depende nuestro futuro.
Tenemos que estar juntos en la apuesta por la paz y en el combate a ETA y a quienes apoyan al terrorismo, con todos los instrumentos que el Estado de derecho tiene a su alcance.
Juntos, y al lado de las empresas y los trabajadores que realizan el Tren de Alta Velocidad. La obra pública más importante acometida en Euskadi en los últimos tiempos con recursos del Estado. Una infraestructura clave para nuestro desarrollo que el terrorismo ha puesto en su diana macabra y que las instituciones democráticas vamos a sacar adelante.
Y estaremos juntos para traer a Euskadi la Fuente Europea de Neutrones y por impulsar la innovación y la investigación, como palancas para renovar y modernizar nuestra economía y nuestro tejido productivo.
Y también para crear empleo en los municipios vascos, a través del Fondo Estatal de Inversión Local, porque yo quiero implicarme también, y decididamente, en esta tarea con los recursos de nuestro sistema de autogobierno.
Como quiero implicarme a fondo en la lucha contra la crisis económica. Y para eso también necesitamos ir codo con codo el Gobierno Vasco y el Gobierno de España. Porque todos vamos en el mismo barco y a todos nos interesa llegar a buen puerto.
Porque no es compitiendo, sino colaborando con el Estado, como podremos salir adelante.
No es con mensajes de aislamiento y de autarquía económica como afrontaremos con eficacia la crisis económica en Euskadi; sino arrimando el hombro para que la economía vaya bien en el conjunto de España. Porque de eso dependerá el futuro de nuestras empresas, nuestras relaciones comerciales, nuestra investigación y nuestros grandes proyectos estratégicos.
Amigos y amigas:
Estamos ya en la recta final. Os animo a redoblar los esfuerzos de aquí al 1 de marzo. A que ejerzáis de portavoces del cambio en todos los ámbitos de la vida social.
A que sigáis movilizados como hasta ahora. A que mantengáis viva la antorcha de la esperanza, frente a los discursos del miedo.
A que hagáis frente a los mensajes catastrofistas que ya se están prodigando desde el poder.
Os animo que resistáis con buen ánimo la marea antidemocrática de quienes identifican la pérdida del poder con la pérdida de las señas de identidad del país.
No vamos a romper nada, amigos y amigas. Vamos a recomponer todo lo que Ibarretxe ha ido rompiendo a lo largo de sus diez años al frente del Gobierno Vasco.
Vamos a recuperar la Euskadi real: la Euskadi de los ciudadanos y ciudadanas. Vamos a recuperar la Euskadi de siempre, la Euskadi más auténtica: la que surgió, avanzó y progresó con el diálogo y pacto entre vascos; con el diálogo y el acuerdo entre diferentes. Con el diálogo y el acuerdo entre ciudadanos, territorios y con el conjunto del Estado.
Ésa es la Euskadi que vamos a recuperar: la Euskadi del pacto y del acuerdo, que constituyen las mejores señas de identidad política de este país.
Que nadie trate de engañar a la sociedad vasca. Vamos a cambiar de Gobierno y de política, pero no vamos a cambiar de país.
No vamos a renunciar a nuestras señas de identidad. Ni vamos a renunciar a lo mucho y bueno que hemos construido juntos a lo largo de treinta años.
Vamos a cambiar de Gobierno y de política, pero no para tener menos Euskadi, sino para tener más Euskadi. Un país más fuerte y más unido.
Para pasar de la Euskadi de la división entre vascos que nos ha legado Ibarretxe, a la Euskadi de la unidad de los vascos, que es la que yo me propongo liderar e impulsar con vuestro apoyo.
A la Euskadi entera, y no a la que Ibarretxe y la derecha quieren seguir teniendo partida en bloques.
Juntos, lo podemos hacer. Juntos podemos hacer posible la Euskadi deseada y deseable. Juntos, haremos que suceda lo que estamos deseando que ocurra. Así que, amigos y amigas, ánimo y adelante. Y el 1 de marzo, todos a votar.