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El PSE-EE dice que el Plan de Educación por la Paz tiene "propuestas ambiguas" y no cuenta con las víctimas

Lamenta que el documento, al hablar de "todas las violencias", mantiene activas "las raíces ideológicas del terrorismo"

VITORIA

   El PSE-EE critica que el "Plan Vasco de Acción en materia de Educación en Derechos Humanos y por la Paz" es "un documento con grandes insuficiencias: sin concreciones prácticas, con propuestas ambiguas, con esquemas de participación social confusos y de los que están, además, ausentes las asociaciones y fundaciones de víctimas del terrorismo".

   Según el documento remitido por los socialistas a la Ponencia de Víctimas, en el citado plan "las referencias a la violencia terrorista, problema número uno de Euskadi y de la sociedad vasca, brilla prácticamente por su ausencia, diluido en algo tan genérico y tan universal, como son los "derechos humanos'".

   En la valoración firmada por el parlamentario y portavoz de la Ejecutiva del PSE-EE, Rodolfo Ares, se asegura que en el documento presentado el pasado mes de febrero por el director vasco de Derechos Humanos, Jon Landa, cuando se menciona al terrorismo, "se hace con toda clase de reservas y de cuidados".

   "Unas veces, para decir que se va a eludir el testimonio directo de las víctimas del terrorismo en los centros de enseñanza (tal como propuso en su día la directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo, Maixabel Lasa), en las poquísimas experiencias piloto que se van a poner en marcha en el presente curso, por entender que puede ser una experiencia 'demasiado abrupta' para los alumnos", señala.

   En otros casos, continúa, el terrorismo también se menciona con las citadas "reservas y cuidados" para "mantener posiciones de equidistancia entre víctimas y victimarios, volviendo a posiciones que creíamos ya superadas".

"DOS VIOLENCIAS"

   A juicio de Ares, estas posiciones "explican la violencia terrorista de ETA, cuando la aborda, como resultado del choque de dos violencias enfrentadas, al parecer con igual grado de legitimidad: la que deriva de una organización terrorista y la que resulta de la aplicación de las leyes por parte de un Estado democrático".

   En este sentido, explica que la equidistancia del documento del Gobierno vasco se comprueba cuando en el mismo se afirma que "en nuestra sociedad, junto a la persistencia de la violencia estructural y cultural, común a muchas sociedades, la presencia de la violencia expresa y directa no ha hecho sino aumentar la sensación de vulnerabilidad. No podemos plantear un programa de educación en los Derechos Humanos que no aborde todas ellas, ya que todas dificultan y en algunos casos hasta impiden el pleno desarrollo de nuestras potencialidades".

   El parlamentario del PSE indica que estas afirmaciones son contrarias a las que ha venido manteniendo la directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del terrorismo, quien ha asegurado que "el reconocimiento moral, político y social de la dignidad de las víctimas del terrorismo es el mejor antídoto frente a posibles tentaciones de contar la historia al dictado del verdugo, legitimando sus argumentos de sangre".

   En este sentido, desde el Grupo Socialista se denuncia que en la sociedad vasca existe "una cultura de la violencia asumida y divulgada por minorías muy activas, y que ha penetrado en nuestro tejido social", contando "con demasiada tolerancia", lo que, denuncia, "ha creado, por añadidura, una red de apoyos civiles a la actividad terrorista".

   "Por ello, si lo que se pretende es consolidar una verdadera cultura de la paz en el País Vasco, hay que desactivar, en primer término, las raíces ideológicas del terrorismo. Y no es eso lo que plantea el documento elaborado por el director de Derechos Humanos, que no parte de la violencia de ETA, sino que prefiere hablar de 'todas las violencias'; y no explica tampoco que hay víctimas del terrorismo porque ETA quiso imponer al país un proyecto político totalitario", incide.

   Frente a esta situación, Ares plantea que cualquier Plan de Educación en una Cultura de la Paz y de los Derechos Humanos que se pretenda desarrollar en Euskadi deberá "partir siempre de la situación que el terrorismo ha creado".

PROPUESTAS

   En este sentido, apuesta porque "debe desaparecer de la justificación del Plan la existencia de un conflicto, hay que manifestar con total claridad que la promoción de la educación en valores debe formar parte de la lucha contra el terrorismo".

   También apunta que "hay que incardinar en el Plan la realidad de Euskadi marcada por el terrorismo en aspectos más generales, y no al revés", partiendo de la existencia del terrorismo, e incluyendo a la Oficina del Defensor del Pueblo dentro de los agentes del Plan.

   Igualmente pide que se cuente con las víctimas del terrorismo como una parte fundamental del desarrollo del Plan, con una Comisión de Seguimiento en la que las pudiesen participar a través de sus asociaciones.

   Las propuestas socialistas pasan también por desarrollar "mucho más" el ámbito educativo, por ampliar los municipios previstos en la primera fase para la realización de planes piloto y porque las víctimas formen parte del Consejo que se encargue de la planificación, ejecución y desarrollo del Convenio con EITB.

   A pesar de todas estas cuestiones, Ares reconoce que se han producido avances "que no hay por qué ocultar" en cuestiones como ayudas y atenciones a las víctimas, así como "en una mayor sensibilidad y acercamiento hacia todo este colectivo, que se concretan, por ejemplo, en los contactos directos que la Ponencia de Víctimas ha venido manteniendo con las asociaciones de toda España (y en su lugar de origen) y en las peticiones públicas de perdón que se les ha hecho, entre ellos por el lehendakari". También pondera positivamente el reconocimiento a las víctimas que se está empezando a generalizar en los ayuntamientos del País Vasco.

   Pese a todo, desde el PSE se apuesta por fijar un calendario para sacar adelante acuerdos asumidos por el Parlamento, como el Proyecto de Ley de Solidaridad con las Víctimas del terrorismo, el Plan conjunto interdepartamental para la Educación en la Paz y en los Valores Democráticos, los programas de apoyo a las familias, para detectar y prevenir en su seno las eventuales desviaciones hacia la violencia totalitaria, o la cooperación de los centros escolares con las familias.

   Además, se apunta la implantación en las universidades vascas de los estudios sobre víctimas, el establecimiento de un Día Anual de las Víctimas, el cumplimiento por EITB del "ejercicio de la pedagogía democrática y contra el terrorismo que el Parlamento le viene demandando", el levantamiento, por el Parlamento, de un monolito en recuerdo de las víctimas a la entrada de la Cámara, una publicación específica de derechos de las víctimas y otra para los centros escolares, así como exposiciones itinerantes sobre víctimas.

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