MADRID

El Pleno del Senado ha dado esta tarde el respaldadarazo definitivo a la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Rechazados en la sesión de mañana los tres vetos presentados y, ya por la tarde, las 88 enmiendas parciales, el texto del proyecto no ha sufrido variación respecto al que llegó del Congreso, por lo que la Ley pasa directamente al BOE para su publicación.

Para fijar la posición del Grupo Socialista en relación a las enmiendas presentadas, intervino Roberto Lertxundi, senador designado por la Comunidad Autónoma Vasca que, en el inicio de su alocución, se mostró muy satisfecho del trabajo realizado, del amplio consenso alcanzado, "quizá el máximo posible", y lamentó que la derecha de nuestro país, que se ha desligado del proyecto, no sea como la europea, que sea una derecha "más conservadora y más sometida a las presiones de los lobbies religiosos y de grupos de extrema derecha".

Después, una vez que precisó que en el mundo desarrollado la gente, en primer lugar, quiere que se minimice al máximo el recurso al aborto y, en segundo, que ninguna mujer sea penalizada por tener que interrumpir el embarazo no planeado, el portavoz socialista sostuvo que estos dos elementos configuran la necesidad de un planteamiento nuevo "en un país como el nuestro que tiene una normativa despenalizadora en tres supuestos, con una antigüedad de 25 años, que se ha demostrado claramente insuficiente".

En un momento de su intervención, el senador vasco recordó que con el PP en el Gobierno, entre los años 1996 y 2004, hubo cerca de 600.000 abortos legales en España sin que se tomaran medidas ni en el campo de la prevención, ni el de la formación, ni en el de las modificaciones legales. Esta circunstancia le llevó a decir que "estamos en el mismo barco. El tema del aborto no es ni de izquierdas no de derechas, tiene que ver con las convicciones personales y no con los partidos a los que se vota".

A continuación, tras ilustrar con datos y cifras precisas qué es lo que pasa con la prevalencia del aborto en el mundo y en España, Lertxundi aseguró que es un hecho el que en los países donde hay leyes hay menos abortos que en los países en los que no las hay. "La legalidad es un factor positivo en materia de aborto. Las leyes más liberales disminuyen aún más el número de abortos que las leyes más restrictivas".

En este punto recordó a los países de Latinoamérica, en los que a la falta de legalidad, a la clandestinidad, se les suma la presencia potente y restrictiva de una iglesia católica integrista. "Es una auténtica bomba para la salud de las mujeres -ha subrayado- ilegalidad e integrismo religioso".

Después, Roberto Lertxundi desmontó los argumentos de los partidos que están en contra del proyecto, como quienes sostienen que se está legislando contra 10 millones de votantes, "¿quién sabe a quien han votado las mujeres que abortan en nuestro país?; se preguntó, o como quienes hablan del síndrome post aborto, "una enfermedad -dijo- que no existe, un invento de la derecha mundial para culpabilizar a las mujeres que han interrumpido su embarazo. Es, simplemente, una forma de culpabilizar a las mujeres por parte de quienes quieren controlarlas".

Próximo ya el final de su intervención, el senador socialista resaltó que la Ley "es oportuna", porque corresponde al momento determinado; "conveniente", para que el país avance; "ética", hecha desde el respeto a los derechos y libertades y "solidaria, realista y responsable", porque hay que crear las condiciones que garanticen el derecho a la libre maternidad, a la libre decisión de las mujeres para saber cuándo van a tener sus embarazos, sus hijos y el desarrollo de su personalidad".

Finalmente, Roberto Lertxundi subrayó que esta iniciativa deben celebrarla las mujeres y, en particular, los movimientos feministas que desde el principio han levantado la bandera frente a la incomprensión y la represión social, "pero también los hombres, porque los hombres no seremos libres si las mujeres no lo son".