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"Ibarretxe genera inestabilidad, justo lo contrario de lo que necesita la economía"

Patxi López defiende el empleo como "corazón" de su política y dice que no admitirá "vetos" al diálogo social. (Discurso íntegro)

Buenos días a todos y a todas:

Quiero, en primer lugar, daros las gracias por vuestra asistencia a este acto, que para mí tiene una enorme importancia.

Pero dejadme que os diga que hoy quiero dirigirme de manera muy especial a las 110.000 personas sin empleo que están sufriendo de manera muy directa el impacto de la crisis económica en Euskadi.

110.000 hombres y mujeres que encarnan la cruda realidad de este país, que tiene poco que ver con la Euskadi autosuficiente y única que vende la propaganda oficial.

Hace muy pocos meses, cuando todos habíamos empezado ya a comprender la magnitud, y como nos iba a afectar aquí, la crisis económica que estamos atravesando a escala global, Ibarretxe y su Gobierno aún pretendían ocultarnos la realidad, proclamando a los cuatro vientos que Euskadi era distinta, que gracias a ellos aquí no nos íbamos a enterar y que se mantendría y aumentaría el empleo.

Sabíamos que no era cierto y, desgraciadamente, el paso del tiempo lo ha demostrado. La crisis está golpeando a nuestra industria, a nuestras empresas y a nuestros trabajadores con suma dureza. Es más, los datos del INEM nos indican que la tasa de crecimiento del desempleo registrada en Euskadi en el último cuatrimestre ha sido un 40% superior a la tasa española.

En Enero, la evolución del paro, en los sectores más importantes de la economía vasca (la industria y los servicios), fue significativamente peor que la media española.

Y también ha sido mucho peor en Euskadi que en el conjunto de España la evolución del paro entre las personas sin empleo anterior. Lo que es un síntoma especialmente grave, porque la incorporación de nuevas personas al mercado de trabajo es mucho mayor en el resto de España que aquí.

Y no me alegro en absoluto. No utilizo estos datos, como otros utilizan las comparaciones estadísticas, para sacar pecho y restregárselas a nadie. Porque soy consciente de que detrás de esas crudas estadísticas, hay 110.000 personas con sus familias. Y no podemos permitir que caigan en la desesperanza.

Y por eso yo quiero adquirir un firme compromiso con todos ellos. Quiero decirles que el Gobierno que yo presida no les va a dejar en la estacada.

Que se van a mantener las prestaciones por desempleo y que vamos a trabajar sin descanso por el empleo en este país.

Que el objetivo prioritario de todas las instituciones públicas será el mantenimiento del máximo número de puestos de trabajo; la reincorporación al empleo de los que lo han perdido y la creación de empleo para los que, queriendo trabajar, no pueden hacerlo.

Vivimos un momento económico muy complejo. La economía es hoy mucho más que la relación entre empresarios y trabajadores. Más que las empresas y los convenios laborales.

La economía de un país define el nivel de sus servicios y de su bienestar. (Hay que generar riqueza para poder repartirla y crear bienestar). Por eso, una economía saneada, moderna y fuerte es un bien colectivo que todos debemos defender.

Porque sin un tejido económico y empresarial fuerte difícilmente podemos mantener las prestaciones públicas. Y, sobre todo, no es posible mantener el derecho más básico de cualquier ciudadano: la posibilidad de acceder a un puesto de trabajo.

Pero la aplicación egoísta y descontrolada de modelos neoconservadores y ultraliberales ha generado un crecimiento económico para el beneficio de unos pocos, sostenido sobre pilares puramente especulativos que se han venido abajo. Y ahora lo estamos pagando entre todos y todas.

Miles de empresas y millones de trabajadores se están viendo afectados sin tener ninguna responsabilidad.

Y frente a ese modelo neoconservador, el tiempo ha demostrado que la socialdemocracia europea tenía razón. Que el capitalismo sin control no funciona. Que hace falta más protección social para las personas y más medidas para las empresas. Que la economía de mercado necesita regulación.

Incluso, los que hasta ahora no querían saber nada del Estado, piden ahora su urgente intervención para salvarles a ellos.

Y todo ello viene a poner de manifiesto que es el tiempo de la política. Que es el tiempo de recuperar los valores y principios de la socialdemocracia para resolver los problemas y asentar las bases de la economía del futuro.

1.Porque si la economía es un bien colectivo se debe exigir a todos los actores responsabilidad por sus actuaciones. La falta de responsabilidad ha llevado a la desconfianza y cuando la confianza se rompe es muy difícil recuperarla.

2.Y, en segundo lugar, porque sólo una normativa de aplicación general, garantiza la libertad y la igualdad de oportunidades para todos y todas.

Una economía que crece sin redistribuir se agota, no es sostenible. Es incapaz de consumir lo que se produce y lo que se tiene que seguir produciendo.

La actividad económica tiene que ser el resultado de un gran pacto entre el capital, los trabajadores y el Estado, que garantice las normas y la libertad, y marque los objetivos colectivos de la economía.

Y el gran objetivo de la economía tiene que ser crear calidad de vida y bienestar para el conjunto de los ciudadanos y las ciudadanas. Y la calidad de vida de los ciudadanos está determinada, sobre todo, por el empleo.

Porque en nuestra sociedad, el empleo es el elemento más importante de distribución de la riqueza colectiva.

Por eso, el Gobierno de cambio que yo me propongo encabezar situará el empleo en el corazón de su política, tal y como dice el título del manifiesto que hoy presentamos aquí.

Y, además, estoy convencido de que vamos a salir de esta situación. Lo he dicho en otras ocasiones y lo repito hoy.

Nuestros trabajadores y nuestra clase empresarial comparten dos señas de identidad que nos dan una enorme fortaleza: su gran capacidad y su gran dinamismo.

Disfrutamos de un autogobierno potente y eficaz, con instrumentos como el Concierto Económico, que nos dan un amplísimo margen para gestionar nuestros recursos y destinarlos allí donde son más necesarios.

Es decir, tenemos recursos y herramientas. Pero lo que no podemos hacer es perder más tiempo. Urge ponerse manos a la obra y tomar decisiones, desde el Gobierno, para hacer frente a esta situación y salir de esta crisis lo antes posible y más fuertes de lo que éramos antes.

Estos últimos días, estamos oyendo al PNV, y al propio Ibarretxe, insistir en que su candidato es el único capaz sacarnos de la crisis. ¿Si? ¿Cómo va a sacarnos de la crisis, como ha hecho hasta ahora?

Porque Ibarretxe se ha dedicado, en exclusiva y durante 10 años, a generar inestabilidad, inseguridad y desconfianza permanentemente con sus propuestas soberanistas e independentistas, en las que volverá a insistir si tiene la oportunidad de hacerlo, que es justo lo contrario de lo que necesita cualquier economía para prosperar.

En sus 10 años de Gobierno, el diálogo social ha estado inédito en este país. Ha sido incapaz de juntar a Sindicatos y Empresarios, algo que es imperdonable en cualquier circunstancia, pero mucho más en una situación de crisis como la actual. Se necesitan acuerdos con los agentes sociales para ser más fuertes y más eficaces en las medidas a adoptar y el ha sido incapaz de hacerlo.

Ibarretxe ha mantenido un Gobierno paralizado, que entraba en conflicto interno, cada vez que tenía que resolver un problema. Hemos sido los Socialistas los que hemos impulsado, en unas ocasiones, y acordado en otras, las únicas Leyes que han salido adelante, o los Presupuestos o el Pacto Social. Él y su Gobierno no habrían hecho nada de esto por si mismos.

Ibarretxe, cuando viaja al extranjero, no va con nuestros empresarios a vender nuestros productos y a buscar nuevos mercados internacionales, NO. Va a vender su conflicto. Incluso nos llegó a decir, en el colmo del disparate, que él no estaba para gestionar el presente.

Y ¿qué medidas ha adoptado contra la crisis? Apareció después del verano con un Plan que nos vendió como el remedio de todos nuestros males y que no era más que la suma de todos sus incumplimientos. Porque la inmensa mayoría eran inversiones que ya estaban previstas en ejercicios anteriores pero que, ellos mismos, habían sido incapaces de llevar a la práctica…. Y nada más, no han propuesto nada más porque están agotados y sin ideas.

Luego no sólo no es el único que nos puede sacar de la crisis, sino que ya nos ha demostrado, en diez años, que es el menos indicado para hacerlo.

Nosotros, por el contrario, como ya os he dicho, incluso estando en la oposición, hemos arrimado el hombro para impulsar las únicas actuaciones que han hecho avanzar al país. Y ahora vamos a hacerlo desde el Gobierno, para abrir un nuevo tiempo de seguridad, estabilidad y confianza.

Diálogo social

Un tiempo para activar, de una vez por todas, el diálogo social tan necesario en este país.

Frente a la crisis hay que sumar las fuerzas de todos. Y cada uno tenemos que asumir nuestra responsabilidad social y política para salir de esta situación con políticas de concertación.

Y a las instituciones públicas nos corresponde ejercer el liderazgo de los esfuerzos colectivos, propiciando un diálogo social reforzado, para establecer diagnósticos y objetivos compartidos.

Por eso, lo primero que haré como Lehendakari será poner en marcha la Mesa de Diálogo Social para buscar y alcanzar acuerdos entre el Gobierno, los empresarios y los representantes de los trabajadores para tomar medidas contra la crisis.

Y digo: convocaré a todos, pero no admitiré vetos de nadie. Si alguien no quiere sentarse en torno a esa mesa de diálogo, empezaremos sin él. Porque las medidas contra la crisis no pueden esperar.

Necesitamos medidas para frenar la destrucción de puestos de trabajo, para generar nuevas oportunidades de empleo y para apoyar a nuestras empresas.

Medidas para hacer frente a la siniestralidad laboral y para acometer la profunda reforma que requiere nuestro sistema productivo.

Teniendo un principio muy claro: los efectos de la crisis no los pueden pagar los más débiles y, por eso, incrementaremos el gasto social. Porque la crisis actual no es culpa de los trabajadores, y no la van a pagar ellos.

Plan de choque contra la crisis

En la mesa de diálogo social, el Gobierno y los interlocutores sociales uniremos nuestras fuerzas para alcanzar un pacto social por el empleo, que dé luz verde a un Plan Económico Extraordinario para dinamizar la economía aportando recursos públicos.

A través de este plan, nos proponemos financiar actuaciones en Infraestructuras, acelerando la obra pública ya iniciada y aprobando nuevas inversiones para comenzarlas este año y el que viene.

Reformaremos, ampliaremos y construiremos centros de salud y centros de enseñanza para compensar el déficit de estos equipamientos que sufrimos en Euskadi y para dinamizar la economía al mismo tiempo.

Construiremos Vivienda de Protección Pública y facilitaremos el acceso al crédito de los ciudadanos.

Abriremos nuevas líneas de financiación para las empresas vascas y apoyaremos a las pymes, a las microempresas, a los autónomos y a los emprendedores.

El plan económico extraordinario también contemplará la puesta en marcha de un programa de inserción laboral de los parados que agoten sus prestaciones por desempleo.

Apoyaremos a los Ayuntamientos en sus proyectos de mejora de infraestructuras y equipamientos urbanos, y de nuevas dotaciones y servicios, y pondremos en marcha un plan especial al que podrán acogerse todos los municipios donde haya zonas que necesitan ser regeneradas.

Agilizaremos y simplificaremos los trámites que ahora tienen que realizar las empresas para ampliar su actividad, así como los que hacen falta para crear nuevas empresas.

Y activaremos políticas para aprovechar el potencial de generación de puestos de trabajo que encierran nuevos yacimientos de empleo, especialmente los relacionados con la extensión y mejora de las prestaciones contempladas en la Ley de Dependencia, así como con el medio ambiente y el ahorro energético.

Y, para conseguirlo, estamos dispuestos a desplegar toda la dimensión financiera que poseen las instituciones públicas vascas, con el Gobierno a la cabeza.

No tenemos miedo a endeudarnos si es para hacer frente a la crisis, porque tenemos capacidad para hacerlo.

Como escribió recientemente el último Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, “Lo que necesitamos ahora es más gasto público”. “Lo responsable, ahora mismo, es darle a la economía la ayuda que necesita”. Y nosotros podemos inyectar a la economía vasca alrededor de 3.300 millones de euros gracias a nuestra capacidad de endeudamiento y lo haremos.

Siniestralidad laboral

El diálogo social es también la herramienta que tenemos que combatir la siniestralidad laboral, que en Euskadi ha alcanzado unos índices insoportables.
La lucha contra la siniestralidad no es sólo una cuestión que competa a trabajadores y empresarios. Es un problema social y como tal la solución deben liderarla los poderes públicos.

Tenemos que invertir más y mejor en políticas públicas en materia de prevención de riesgos laborales, porque es preciso mejorar los mecanismos de control y de inspección. Insistir en las campañas de sensibilización. Y establecer ayudas para formar personal y para adaptar la maquinaria a las normas de seguridad y salud laboral.

Modernizar nuestro tejido productivo

El pacto social tiene que ser, también, impulsor de la modernización de nuestro tejido productivo.

Sólo el crecimiento de la productividad garantiza el sostenimiento y el incremento de nuestro bienestar. Y la productividad depende de la disponibilidad del capital físico y humano, y del progreso tecnológico.

Para avanzar en la democracia económica y favorecer un nuevo marco de competitividad sobre nuevas bases, es preciso que el Gobierno Vasco se tome en serio el Consejo Económico y Social y el Consejo de Relaciones Laborales, independientemente de que algunos los hayan abandonado por intereses que nada tiene que ver con los trabajadores. Y, por eso, nosotros reactivaremos todos los órganos de encuentro socio-laboral que otros han dejado morir.

Tenemos que hacer una apuesta decidida por el incremento de la productividad basado en la sostenibilidad, la calidad del empleo, y la innovación, apostando al mismo tiempo por retener y atraer talento.

La innovación es una prioridad básica en la política de desarrollo en Euskadi. Y es también una oportunidad en los momentos de cambio que son las crisis. Hoy nos enfrentamos a un mundo que, además de calidad, exige innovación y conocimiento. Y tenemos que hacerlo cooperando.

Tenemos que racionalizar el funcionamiento de nuestro entramado tecnológico; dar un mayor protagonismo a las empresas tractoras en materia de innovación; e intensificar la colaboración entre los ámbitos autonómico, central y europeo.

Euskadi necesita invertir más recursos humanos y financieros en un sistema de ciencia y tecnología participado de forma coordinada por la Administración, los centros tecnológicos, la Universidad y las empresas vascas.

Tenemos que gastar más en I+D+i para que nuestra economía sea tan fuerte o más que las de nuestros principales competidores. Nuestro objetivo es que, en el año 2012, la inversión en I+D en Euskadi alcance el 2,5% del PIB.

Formación

Y el cambio de modelo económico en Euskadi exige también mejorar la formación. Tenemos un margen muy escaso en recursos humanos. Nuestra población no crece o crece muy poco, y nuestra población envejece.

En estas condiciones, debemos ser capaces de retener el talento en Euskadi. No podemos permitirnos el lujo de que, como sucede hoy, cientos de nuestros jóvenes mejor preparados se vayan de Euskadi porque aquí no encuentran una oportunidad.

Por eso me comprometo a crear un programa para que empresas, centros educativos e instituciones públicas diseñen un itinerario de inserción para estos jóvenes, con el objetivo de que, antes de que transcurran seis meses desde que terminen sus estudios, tengan una oferta de empleo en Euskadi, con una duración no inferior a un año.

Tenemos que conseguir que nuestra juventud siga formándose y adquiriendo conocimientos aquí, porque la necesitamos.

Y también vamos a adoptar medidas para adecuar nuestra oferta formativa a las necesidades de nuestro mercado laboral, para lo cual ofreceremos incentivos a los jóvenes que se matriculen y saquen adelante sus estudios de Formación Profesional.

Termino ya. Antes os decía que, aunque tenemos ante nosotros un reto de enormes dimensiones, no tengo ninguna duda de que lo superaremos.

Nos hemos visto otras veces en dificultades y hemos salido de ellas.

Es verdad que esta crisis requiere, en gran medida, de soluciones globales que superan nuestro ámbito de actuación. Pero desde las administraciones vascas podemos hacer mucho más de lo que se está haciendo.

La Administración autonómica es una gran proveedora de servicios, una gran corporación que oferta contratos a empresas y puestos de trabajo para la función pública.

Y en este sentido, velaré por la libertad de mercado y la igualdad de oportunidades para todos. Igualdad de oportunidades para que cualquier empresa pueda competir en libertad e igualdad en los contratos públicos.

Igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos y ciudadanas en el acceso a la función pública.

A muchos trabajadores de este país les indigna no encontrarse en las mismas condiciones que otros a la hora de acceder a un puesto de la función pública por razones ideológicas, de idioma o familiares.

Pero también tengo que decir que no es de recibo que la actual administración pública lidere la utilización abusiva de la contratación temporal. Y esa situación la vamos a corregir.

Como dice otro Premio Nobel, el economista indio Amartya Sen, “el fin de la economía y, en consecuencia, de la política, es crear una buena sociedad”.

Ese es el compromiso: unir fuerzas para hace la mejor sociedad posible. Para hacer del empleo de calidad y con derechos la mejor seña de identidad de Euskadi. Para hacer el país de la igualdad de oportunidades y los derechos de ciudadanía. Para hacer de Euskadi el país de todos y de todas.

Para eso os pido ayuda, para que me ayudéis a hacerlo juntos y hacerlo posible.

Eskerrik asko.

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