Jesús Eguiguren: "ETA no dejará que haya 'listas blancas' de la izquierda abertzale en las elecciones"
El dirigente socialista afirma que el PNV tiene «miedo a perder» el poder y descarta un futuro gobierno de coalición con el PP. "Está claro que ahora es imposible" abrir otro proceso de paz
EL CORREO Jesús Eguiguren pasea por San Sebastián rodeado de escoltas. Hace justo dos años estaba inmerso en un proceso de paz que comenzaba a zozobrar y que meses después terminó por hundirse en la T-4 de Barajas. Es una época sobre la que prefiere pasar de puntillas, pero no se arrepiente de los pasos dados. Intenta mirar a un futuro que ve sombrío. Cree que los «poderes fácticos» de ETA han apostado por la violencia y que, a corto plazo, es imposible que la banda deje las armas. Igual de complicado ve que la izquierda abertzale esté en las próximas elecciones vascas con una 'lista blanca' compuesta por dirigentes no vinculados con Batasuna. Respecto a los comicios autonómicos del año que viene, el presidente del PSE-EE está convencido de que Patxi López será el próximo lehendakari. Eguiguren observa a un PNV «en crisis» y afirma que Juan José Ibarretxe «nos quiere tomar por imbéciles» cuando compara -como hizo en el último Pleno de Política General en el Parlamento vasco- Euskadi con un «campo de concentración». Acaba de publicar el libro 'El arreglo vasco' (Ed. Hiria), que recoge su tesis doctoral de 2003. Un documento en el que Eguiguren analiza lo sucedido en el País Vasco durante el siglo XIX para concluir que no hay una «solución definitiva» y que los fueros son una «puerta abierta». -ETA está en plena ofensiva. ¿Cree que se prolongará en el tiempo? -Lo único que está claro es que sus dirigentes apuestan por proseguir con la violencia. -¿Ve alguna posibilidad de que a medio plazo la dirección de la banda apueste por las vías políticas? ¿De abrir otro proceso de paz? -Ahora no lo veo, pero supongo que algún día se puede producir. La política no es estática, siempre está en movimiento. En todos los grupos hay dinámicas de poder, y eso también llegará a ese mundo. Pero está claro que ahora es imposible. -Aun en el caso de que en ETA hubiese una nueva cúpula que abogase por dejar el terrorismo, el último proceso demostró que no hay garantías de que esa decisión sea definitiva. -Tendríamos que ser mucho más exigentes. Depende de ellos. -Arnaldo Otegi abandonó la cárcel apelando a la negociación. -Son sólo palabras; es como apostar por la paz y la felicidad ¡Quién va a estar en contra de todo eso! Pero no son más que palabras vacías si no pones los medios para conseguirlo o no adquieres un compromiso público en una determinada dirección. Cualquier dirigente abertzale que diga que apuesta por la negociación y no añada que sólo es posible con un adiós a las armas está haciendo trampas. -¿Cree que sigue siendo un referente dentro de la izquierda abertzale? -Creo que a los votantes de Batasuna les gustaría que fuera su líder y marcara una política de abandono de las armas, de diálogo. Pero creo que hay poderes fácticos que van por otro camino. -¿Habrá una candidatura legal de la izquierda abertzale en las próximas elecciones, una 'lista blanca'? -No lo sé. Hay muchos rumores, pero no creo que haya 'listas blancas'. No creo que ETA y los poderes fácticos de ese mundo dejen que se presente algo así porque para hacerlo tendría que desmarcarse de la violencia. Harán como siempre, presentar una candidatura cercana a Batasuna sin demasiado afán de disimularlo para intensificar su victimismo. -¿Qué lecciones aprendió del anterior proceso? ¿Hubo un exceso de confianza? -No lo sé. Cuando se produjo la tregua había, más o menos, una hoja de ruta, una metodología, todo el mundo se pronunció en una dirección adecuada, y nosotros nos tomamos las cosas en serio. Quizás nos dejamos llevar por la ilusión. -¿Ha superado la frustración que le supuso la ruptura del alto el fuego? -Creo que tuvimos la misma frustración que la propia sociedad vasca. Es verdad que yo creí que iba en serio. No voy a hacer como todos los listos que después de ver lo sucedido dicen que estaba condenado al fracaso, que fue un error, que todo se hizo mal... Se hizo lo que se pudo y se iba por el buen camino. Había una justificación suficiente, aunque los detalles sean imposibles de describir al cien por cien y haya cosas que es mejor dejar en la sombra. -¿Y por qué fracasó? -La decisión de acabar vino por parte de ETA. Me atrevería a decir que muchos de ellos querían que el proceso saliera bien y mantienen la duda de qué hubiese pasado si esa tregua hubiese salido adelante. -¿Se pueden extraer conclusiones positivas de aquella experiencia? -Todo el mundo vio que se fue hasta el final asumiendo todo tipo de críticas para explorar si aquel mundo estaba dispuesto a acabar con esta triste historia. Lo que pasa es que la búsqueda de la paz no es sólo un logro político, sino un anhelo vital, el objetivo de toda una vida, y en ese sentido es normal sentirse frustrado. -Visto lo visto, ¿se arrepiente de haber participado en aquellas conversaciones? -En absoluto. Soy ya muy mayor para saber que si te metes en una cosa de estas nunca sales bien. ELECCIONES -Respecto a las elecciones, ¿albergaba alguna duda sobre la posibilidad de que Ibarretxe no fuese el candidato a lehendakari? -Yo no. Un partido que está desorientado y cuyo horizonte ideológico no está nada claro se tiene que agarrar a lo que tiene. Era la confusión frente a la continuidad, y han optado por la continuidad. -¿A ustedes les beneficia esta decisión? -Nos es indiferente. El reto es mantener la adhesión de los votantes. Se ha consolidado una manera de pensar que es profundamente autonomista y vasquista, pero que no quiere que haya un enfrentamiento entre los vascos o con Madrid. No es incompatible defender el autogobierno con formar parte de un Estado democrático como España. -Según Ibarretxe, Euskadi es un «campo de concentración» rodeado de «alambradas». -Es una barbaridad, es que se le olvida que es el lehendakari. Los demás nos tenemos que morder la lengua para no decir barbaridades. Es una ofensa a todos los que lucharon por la democracia de este país. Piensa que somos imbéciles. -¿Está el PSE ante una oportunidad histórica? -Es la sociedad la que está ante una opción habitual en cualquier sistema democrático. La alternativa es sana y contribuye a consolidar las instituciones. Hay que cambiar la política vasca, aunque sólo sea por una cuestión de salud pública y para evitar morirnos de aburrimiento. -¿Está preparada Euskadi para ese «cambio tranquilo»? -Sí. El PNV tiene miedo a perder el poder. Es algo que también nos pasaba en la última etapa de Felipe González. Lo que ocurre es que, de aquí a las elecciones, el PNV y el Gobierno vasco van a intentar sembrar el miedo en la sociedad. -¿Qué escenario se plantea tras las elecciones? -Vamos a intentar obtener una mayoría suficiente para no depender de ninguna política frentista. Tendremos un margen de maniobra suficiente para desarrollar una política transversal. -¿Esto supone que no habrá coalición con el PP? -Creo que no. Nuestro proyecto es incompatible con una coalición con el PP. Sería un contrasentido criticar a Ibarretxe por romper la filosofía del acuerdo entre diferentes y hacer lo mismo pero en sentido contrario. "ESCRÚPULOS" -Sin embargo, los votos populares pueden ser imprescindibles en la sesión de investidura. -Hay algunas formaciones que no tendrían demasiados escrúpulos en admitir que la sociedad vasca necesita un cambio. No descarto que en el futuro se den apoyos que hoy son impensables. -¿Se refiere a Ezker Batua? -Lógicamente, no hay mucho donde elegir. Al tripartito sólo le une el poder. -¿Cree que el PNV y EA irán en coalición? -Sería lo normal porque Eusko Alkartasuna no se atreve a hacerlo en solitario. El PNV está muy supeditado a partidos pequeños como EA, EB o Aralar. No tiene nada que ver con el PNV tradicional, que tenía una política propia. -Y aun así, ¿espera que el PSE gane las elecciones? -La coalición no es un problema para nosotros, lo es para los votantes tradicionales del PNV. -¿Hay opciones de que Patxi López termine de vicelehendakari del PNV? -Yo creo que si el PSE no tiene lehendakari no debe estar en el Gobierno. Reeditar ejecutivos de coalición con el PSE de segundón es una opción descartada mientras esté la actual dirección socialista. Si perdemos seguiremos arrimando el hombro por la gobernabilidad de este país desde la oposición.