JUNTOS PODEMOS
"Ha llegado la hora de recuperarnos como país y como sociedad"
Discurso íntegro pronunciado hoy por Patxi López ante cargos públicos y orgánicos del PSE-EE: "Egun on danori, buenos días compañeras, compañeros: Ya que estamos en las fechas propicias, dejadme que, antes que nada, os exprese a todos y a todas mis mejores deseos para este año 2009 recién estrenado. Un año que los Socialistas Vascos afrontamos con enorme ilusión, pero también con una enorme responsabilidad: la de conectar y dar respuesta a la expectativa de cambio que se ha instalado ya en buena parte de la sociedad vasca. Miles de ciudadanos y ciudadanas, de hombres y mujeres de este país, están decididos a dejar atrás las viejas políticas que nos anclan a un pasado, en el que algunos han preferido dividirnos y enfrentarnos, para abrir en Euskadi un nuevo tiempo. Un nuevo tiempo para la paz, para la convivencia, para el diálogo permanente y para el pacto entre diferentes, como fórmula para hacer este país entre todos y no unos contra otros. Y este es un nuevo tiempo que se está abriendo paso a grandes zancadas, que está llamando ya a las puertas de Euskadi y que no lo van a parar ni los juicios mediáticos, ni la utilización política que algunos pretenden hacer de ellos, ni las urgencias de Ibarretxe a la hora de convocar las elecciones, deprisa y corriendo, porque sabe que el tiempo corre en su contra. Y no lo van a parar porque hay miles de mujeres y hombres, muchos de ellos jóvenes que en los últimos 30 años sólo han conocido gobiernos con lehendakaris del PNV, que han decidido ocuparse por ellos mismos del futuro de este país. Y cuentan con nosotros para abrir la puerta a ese nuevo tiempo. Ese es el reto que tenemos por delante: las elecciones del próximo 1 de Marzo, pero sobre todo, saber estar todos a la altura de las expectativas de cambio que se han instalado en la sociedad vasca. Una sociedad adulta, mayor de edad, inteligente y consciente, que quiere darse una oportunidad de futuro, con un nuevo liderazgo, un liderazgo integrador, con ideas nuevas y con personas nuevas que demuestren que las cosas se pueden hacer de otra manera. Porque esta es una sociedad que está harta de ETA, harta de la violencia, y está decidida a pasar la página del terrorismo para vivir en paz y en libertad. Y quiere liderazgos claros y sin ambigüedades. Esta es una sociedad decidida a superar los viejos debates soberanistas e identitarios que sólo nos llevan a la confrontación, y que quiere escribir el futuro en clave de cooperación y colaboración, entre partidos, entre instituciones y entre gobiernos. Y necesita un liderazgo que practique el diálogo y busque el acuerdo. Esta es una sociedad que quiere más autogobierno, (por supuesto), pero dentro de una España plural y de una Europa cada vez más fuerte y unida, porque quiere que ese siga nuestro ámbito natural de existencia y de relación. Esta es, en definitiva, una sociedad que quiere subirse al tren de alta velocidad que nos llevará a un futuro en el que las personas y los territorios estaremos más cerca, más unidos, más relacionados…. en el que ideas plurales y sentimientos diversos sumen en un proyecto compartido de país. No más divisiones ni enfrentamientos artificiales y estériles. No más conflictos para engordar el ego de un determinado partido político. Todo eso es lo que quiere la sociedad vasca, eso es lo que nos está pidiendo a gritos, y no le podemos fallar. Y no les vamos a fallar. Yo no le voy a fallar y estoy seguro de que todos vosotros y vosotras vais a estar, como siempre y mejor que nunca, a la altura de este reto apasionante. Y por eso he venido a pediros ayuda. Porque el cambio no es obra de una sola persona. No es tampoco obra sólo del Partido Socialista. Yo, como todos vosotros y vosotras, quiero el cambio y voy a trabajar por él con todas mis fuerzas. Pero el cambio no es sólo mío, ni sólo nuestro. El cambio es de todos y es para todos porque es un proyecto compartido por y para el conjunto de la sociedad vasca. Es para dar entrada a ese nuevo tiempo. Para que Euskadi sea realmente la casa de todos. La casa común, el lugar y punto de encuentro de todos los hombres y mujeres que vivimos y trabajamos aquí. Y el cambio tiene, desde que comenzó 2009, una primera fecha marcada en el calendario: el 1 de Marzo. Ese día los vascos y las vascas estamos llamados a las urnas. Ese día, los ciudadanos y ciudadanas de Euskadi utilizaremos nuestro derecho a decidir y, con el voto, diremos qué queremos para Euskadi. Y, estoy seguro, que, por encima de nuestras legítimas diferencias, queremos un país unido. Un país que destierre, de una vez por todas, el terrorismo. Un país que sume fuerzas para avanzar, dejando atrás los bloques enfrentados y las dinámicas de trincheras que nos han dividido en el pasado. Un país empeñado en convivir. En el que nadie, nunca más, tenga la tentación de que una parte del país pueda decidir sobre la otra o en contra de la otra. Un país en el que nadie se sienta marginado ni excluido, del que nadie se tenga que ir en contra de su voluntad, porque aquí no encuentra oportunidades para realizar su proyecto de vida, un país acogedor e integrador de las diferencias, un país abierto, que valora su singularidad y, a la vez, la riqueza del mestizaje. Un país que abandona el “los nuestros y los otros”, para conjugar el “nosotros” todos juntos. Un país que se expresa en euskera, en castellano y en ingles. El país que se construye en base a la ciudadanía que nos hace iguales y que confía y está orgulloso de sus ciudadanos y ciudadanas. Y por eso es un país que reclama y necesita de sus representantes políticos una nueva forma de actuar, de ejercer el liderazgo. Una nueva forma de gobernar desde la humildad, la cercanía y la proximidad a los ciudadanos. Contando con la gente, y no atrincherándose frente a la gente. Poniendo las prioridades del gobierno allá donde están realmente las prioridades de sus ciudadanos - en el paro, en la vivienda, en la educación, en la sanidad-, y no donde están sólo las obsesiones identitarias de algunos. Ibarretxe y sus socios del tripartito han tenido diez años para gobernar mirando a los ciudadanos a la cara y no lo han hecho. No han gobernado para la gente porque han antepuesto siempre el interés particular de los partidos que formaban el gobierno al interés general. Incluso han llegado a confundir una cosa con la otra, de manera que, en su lógica distorsionada, algo era bueno para Euskadi sólo cuando era bueno para el PNV y sus socios. Pues bien, como era evidente, esta forma de actuar, esta forma de ejercer el poder, no podía sostenerse en pie por más tiempo y ha acabado por los suelos. Ibarretxe termina su mandato con un fracaso rotundo porque es el fracaso de todo aquello por lo que ha trabajado en estos años: la coalición electoral con EA, el gobierno tripartito y la consulta soberanista: Todo se le ha venido abajo. Y si Ibarretxe ha esperado hasta ahora para convocar las elecciones no es, desde luego, porque haya pensado que esto sea lo mejor para el país. Es porque ha comprobado que la marea del cambio se le viene encima y no podía esperar más, y también porque confía en sacar provecho del revuelo judicial que la derecha más rancia le ha servido en bandeja. Porque ¿cómo se explica si no que, hasta hace dos días, todo su partido, los miembros de su Gobierno y su propia defensa, dijeran que este juicio era una farsa, un esperpento, un circo, que dañaba la imagen de las instituciones,… y que ahora, en lugar de pedir que acabe, que pare el espectáculo bochornoso, que se dicte sentencia absolutoria ya!, para evitar un recorrido lamentable, él pida que siga, que se alargue, que nos tenga embarrados durante semanas? Sólo porque, una vez más, intenta jugar el papel de víctima. Sólo porque intenta utilizar el juicio como Campaña Electoral. No para hacer una defensa de las reuniones que, durante el Proceso de Paz, mantuvimos para avanzar en el final de la violencia. Sino para, con su desfile de testigos, hacer un mitin tras otro, sobre su “conflicto vasco” y las bondades de Ibarretxe para resolverlo. Y no me lo invento yo. Él ya nos lo anunció. Porque en su famoso viaje institucional a Sudafrica, (pagado con el dinero de todos), no fue con nuestros empresarios, en un momento de crisis, a buscar oportunidades de negocio y expandir nuestra economía, no. Fue (oh! Casualidad), a dar un premio a uno de sus asesores internacionales, que ha citado como testigo en el juicio y para hablar sólo del “conflicto vasco” y sus particulares fórmulas de solucionarlo (que por cierto han fracasado todas). Es decir, blanco y en botella. Ha elegido a sus testigos no para hacer su defensa sino para hacer apología del conflicto y de su persona, volviendo a montarse, una vez más, en esa inaguantable noria de su raca – raca”. Pero es que ayer, en un acto político, lo dejo todavía más claro, y dijo que los jueces tienen que posicionarse sobre el diálogo político y tienen que decir que esa es la única solución que tenemos para salir adelante. ¿Qué los jueces tienen que decir esto? ¿Pero qué concepto tiene este señor de la separación de poderes en este país y del papel que les corresponde? La Justicia no está para hacer posicionamientos políticos. Para eso están los ciudadanos y las ciudadanas en las urnas. ¿Cómo puede pedir a la Justicia posicionamientos políticos y luego criticar el juicio por político? Es absolutamente impresentable esta forma de actuar en relación con el juicio. Pero estoy convencido de que no le va a servir de nada, que la sociedad vasca ya no va a caer en esa trampa y que la marea del cambio no hay quien la pare. Porque es una corriente de fondo que viene desde las tres últimas convocatorias electorales: las autonómicas de 2005, las municipales y forales del 2007 y especialmente de las generales de 2008. Una elección tras otra, el PNV en particular y el bloque del tripartito, en general, han perdido apoyo social a chorros. Demostrando que el único globo que se desinfla aquí es el de Ibarretxe, mientras que la marea del cambio no para de crecer. Y es que la lógica democrática de la alternancia, su posibilidad real para Euskadi tras treinta años de hegemonía del mismo partido, tiene una fuerza imparable ante la que no caben maniobras de distracción. Hay una nueva mayoría social que es consciente de que las posibilidades de que se produzca un verdadero cambio político en Euskadi son reales y están concentradas en el Partido Socialista. La ciudadanía de este país sabe que somos una fuerza política solvente y responsable. Sabe, porque lo ha visto con sus propios ojos, que estuvimos dispuestos a arriesgar para ver la paz y el final del terrorismo en este país. Que estuvimos dispuestos a sentarnos en una mesa con quienes hoy siguen amparando y justificando la violencia de ETA, pero entonces decían mantener una apuesta inequívoca por la política y por las soluciones pacíficas. Y lo hicimos para pedirles que rompieran amarras con la banda terrorista y fueran capaces de hacer política alejados de la tutela de las pistolas. Lo hicimos, no pensando en nuestro interés, sino en lo mejor para el país. Lo hicimos para que nadie nunca más tenga que llorar a una víctima. Y si aquello no fue posible, fue sólo porque ETA tuvo pánico de la democracia, no porque los socialistas no pusiéramos todo de nuestra parte. Rodolfo Ares y yo mismo estamos siendo ahora juzgados por la reunión que mantuvimos entonces, en el verano de 2006, con portavoces del abertzalismo radical. Nos hemos sentado en el banquillo de los acusados y no es una situación cómoda, como todos podéis comprender, pero la asumimos con normalidad democrática, confiados en que se hará justicia y que el tribunal nos absolverá porque no hemos cometido ningún delito sino que, más bien al contrario, cumplimos con nuestra obligación. Los Socialistas Vascos sólo entendemos la política si sirve para resolver problemas y más si estamos hablando del mayor problema que tiene este país desde hace 40 años, como es la persistencia de la violencia de ETA. Hicimos lo que teníamos que hacer y estoy convencido de que ningún tribunal podrá decir lo contrario. Pero, de todas formas, creo que no está de más recordarle a la derecha, al PP y a quienes han buscado nuestra foto en el banquillo de los acusados, que en política no vale todo. Que se hace un flaco favor al Estado de derecho cuando se judicializa la política, para esconder una incapacidad manifiesta, como la del PP, de conectar, con sus propias actuaciones, con la sociedad a la que quiere representar. La paz es un objetivo irrenunciable de esta sociedad y por eso los Socialistas Vascos vamos a seguir combatiendo el terrorismo con todos los instrumentos que el Estado de Derecho tiene en su mano: con eficacia policial, contundencia judicial, cooperación internacional y repulsa ciudadana. Vamos a empeñarnos en buscar los acuerdos que desde las instituciones contribuyan a deslegitimar ética, política y socialmente al terrorismo, a honrar la memoria de las víctimas y a dar satisfacción a sus justas reivindicaciones de memoria y de justicia. En Euskadi no tenemos hoy reto más importante que acabar con el terrorismo y unir a todos los demócratas frente al totalitarismo de los que quieren destruir nuestra democracia. Por eso, es importante que nadie mezcle las ansias de paz de esta sociedad con la defensa de proyectos particulares. Por otra parte, la ciudadanía ha visto también la labor que los Socialistas Vascos hemos hecho en la oposición y nos ha visto ocupándonos de los problemas del país. Nos ha visto ofrecer estabilidad, seguridad y confianza para hacer frente a la crisis, cuando unos se empeñaban en generar incertidumbre y otros seguían instalados en el no por el no. Nos ha visto impulsar los grandes acuerdos sociales de la legislatura- las leyes de ingresos mínimos, el complemento de pensiones, la de Inserción Social, la de Apoyo a las Familias o la de Servicios Sociales-, mientras otros, desde el Gobierno, entraban en crisis cada vez que tenían que adoptar políticas para el bienestar de la ciudadanía. Nos ha visto arrimando el hombro para que las consecuencias de la crisis no las paguen los de siempre, los que menos tienen; consiguiendo para los Ayuntamientos un mayor nivel de recursos y de financiación que les permita llevar a cabo políticas en beneficio de la ciudadanía. Si hoy los Ayuntamientos vascos van a disponer de recursos para construir vivienda pública y de alquiler, así como nuevos equipamientos sociales; si hoy los Ayuntamientos van a poder contratar personas en paro, es porque los socialistas vascos nos hemos empeñado y por el Plan que ha puesto en marcha el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Nos ha visto, al lado del Gobierno Socialista, apoyando proyectos estratégicos como la Fuente Europea de Neutrones o las grandes obras de infraestructuras de este país, como el TAV, la Variante Sur ferroviaria, el puerto de Pasaia y la regeneración de la bahía o el soterramiento del tren en Vitoria. Y nos ha visto también al lado de nuestras empresas, secundando su apuesta por la internacionalización, por la competitividad, por las energías renovables, por estar en nuevos sectores con futuro como la aeronáutica o las biotecnologías. Porque también para salir de la crisis este país necesita un liderazgo renovado y un lehendakari que practique el diálogo social. Tenemos mucho que hacer de aquí al 1 de Marzo. Tenemos que llegar a todos y cada uno de los hogares de este país para decirle a la ciudadanía que su apoyo es decisivo. Que estamos ante una oportunidad histórica. Que ningún voto por el cambio se puede quedar en casa. Que el cambio lo van a hacer posible los hombres y mujeres de este país. Y que nadie tenga dudas. Si la ciudadanía vota cambio, habrá cambio. Y con él, los socialistas pondremos en marcha un gobierno de cambio con un Lehendakari Socialista. No hay otro objetivo ni otra posibilidad para el cambio. Pero también os digo que el cambio no es sustituir un frentismo por otro, como piensan los dirigentes del PP. El cambio no es para pasar facturas, ni para romper con todo lo que hemos construido entre todos a lo largo de treinta años. El cambio que perseguimos consiste, precisamente, en recuperar la mejor seña de identidad de este país, que ha sido siempre el pacto y el acuerdo entre diferentes: el pacto entre vascos que nos constituyó como comunidad política e hizo posible nuestro desarrollo como país. El cambio es construir entre todos un país y una sociedad de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales, partiendo de lo mucho que, todos juntos, hemos construido hasta ahora. El cambio es asegurar una verdadera igualdad de oportunidades para todos los hombres y mujeres que viven y trabajan en Euskadi, con independencia de su origen o de sus opciones ideológicas y políticas. El cambio es derribar las puertas que sólo se abren para una parte de la ciudadanía y se cierran para otra. El cambio es romper los muros que crean división entre nosotros y que nos enfrentan a unos vascos con otros. El cambio es abrir las ventanas para que un aire nuevo nos permita a todos respirar. El cambio es que funcionen adecuadamente los controles democráticos para evitar corrupciones y escándalos como los ocurridos en el Guggenheim, en el Museo Balenciaga o en las Haciendas de Irun y de Bizkaia. El cambio es gobernar rindiendo cuentas en el Parlamento, ante los representantes de la voluntad popular, y no gobernar al margen del Parlamento o, lo que es peor, en su contra, como ha terminado haciendo el Gobierno de Ibarretxe. Sus diez años de Gobierno han dejado como resultado una sociedad harta, cansada y aburrida. Una ciudadanía que, en vez de mirar con optimismo el futuro, se mira a sí misma con desconfianza. Por eso, la principal tarea que nos vamos a proponer es rehacer la unidad de la sociedad vasca. La sociedad vasca es una; formada, eso sí, por muchos ciudadanos diferentes que han decidido vivir juntos. Tenemos que poder mirarnos a los ojos y reconocernos todos como ciudadanos de un mismo país. Y esta es una tarea que los socialistas ni vamos ni podemos hacer solos. Para lograr un gobierno serio de un país unido tenemos que contar con más gente. En Euskadi hay muchas personas que estamos de acuerdo en las cosas más básicas, en las más urgentes que tenemos que abordar: -Más gente que defiende la libertad contra sus enemigos y que quiere acabar, de una vez por todas, con el terrorismo. -Más personas que quieren que la igualdad de oportunidades de todos sea real. -Mucha gente que quiere que la sociedad vasca esté unida y sea solidaria con todos sus ciudadanos. -Mucha gente que quiere un Lehendakari que hable claro, que diga claramente adónde quiere ir y que ponga rumbo a esa meta con tranquilidad, sin sobresaltos. -Muchas personas que están convencidas de que en nuestro país no sobra nadie. Dispuestas a luchar cada mañana para que este país progrese, para que superemos la crisis y vivamos mejor. Para que vivamos mejor todos. Nosotros queremos que toda esa gente oiga bien claro que los Socialistas Vascos estamos de acuerdo con ellos. Que estamos de acuerdo con esos objetivos y que nos tienen a su disposición. Que queremos construir un gobierno de amplia base social que no excluya a nadie. La propuesta que hacemos a los vascos y a las vascas no es la otra cara de la moneda nacionalista. En nuestra Euskadi cabemos todos. Y estamos convencidos de que los vascos terminaremos poniéndonos de acuerdo: Lo hicimos en el pasado y volveremos a hacerlo en el futuro. El cambio a una nueva forma de gobernar es posible. Lo vamos a lograr porque el cambio más importante ya se ha dado en la sociedad vasca: los que ya han cambiado son los ciudadanos y ciudadanas de este país. Por eso os pido a todos, responsables del Partido, cargos públicos y militantes, que en esta campaña hagamos un esfuerzo especial para salir a la plaza pública a ofrecer nuestro esfuerzo y nuestro propio partido a todos los quieren un cambio en Euskadi. A contactar y contar con ellos, a recoger las propuestas que nos hagan llegar. Ser cercanos y escuchar para ser la voz de los que no tienen voz. Decirles que las próximas elecciones son especiales. Que ellos son los únicos protagonistas de su futuro y que, de ellos depende que cambien las cosas. Decirles que yo quiero ser Lehendakari para hacer posible que Euskadi vuelva a ser de todos sus ciudadanos y ciudadanas. Para que la ciudadanía vasca recupere el país y las instituciones democráticas de autogobierno que algunos han creído que eran de su exclusiva propiedad. Para que Euskadi sea un país normal y normalizado, donde se dé más importancia a lo que nos une que a lo que nos separa, para que podamos afrontar conjuntamente los problemas y los desafíos comunes. Ha llegado, pues, la hora de recuperarnos como país y como sociedad. La hora de recomponer un proyecto compartido que hoy es más necesario que nunca después de diez años de división estéril. Necesitamos un proyecto compartido que nos permita avanzar en otros objetivos de país, en el orden político, económico y social: - En el desarrollo de nuestro autogobierno. - En medidas para salir de la crisis, parar la destrucción de empleo y potenciar nuestro tejido empresarial, desde el diálogo social, todavía pendiente en este país. - En políticas coordinadas de I+D+i, para garantizar el futuro y la competitividad de nuestras empresas. - En el apoyo a nuestra juventud, para que pueda desarrollar aquí su proyecto de vida y tenga acceso a una vivienda y un empleo digno. - En el compromiso de todos –instituciones, trabajadores y empresarios- con la Y vasca y la alta velocidad ferroviaria, que es hoy, más que nunca, después del asesinato de Inaxio Uria, el símbolo de la Euskadi moderna que queremos para el futuro, frente a un terrorismo reaccionario que nos niega el futuro. - En la extensión de los derechos sociales: desarrollando adecuadamente la Ley de Dependencia. - En la mejora de los servicios públicos: renovando el pacto escolar, en diálogo con la comunidad educativa, para avanzar en una enseñanza pública trilingüe y de calidad y formar a nuestros escolares como verdaderos ciudadanos europeos. - Frenando el deterioro de la sanidad pública, necesitada de más especialistas, de nuevos centros ambulatorios y hospitalarios y, sobre todo, de más medios para atender a sus necesidades crecientes. - En el impulso a nuestra Universidad Pública, para poder situarla, al menos entre las cien primeras de Europa, con capacidad para formar en la excelencia a su alumnado y atraer a otros alumnos de fuera. Éstas serán mis prioridades porque son las prioridades del país. Éste es el trabajo que yo me pondré por delante al frente de un Gobierno de cambio. Ésta es la Euskadi que yo me propongo liderar: la Euskadi de las libertades. La Euskadi de la convivencia democrática y del fin del terror. La Euskadi de la construcción social. La Euskadi de la ciudadanía. La Euskadi real que demanda a sus representantes que se preocupen de las realidades de su vida diaria. Así que tenemos que seguir movilizados y con buen ánimo. Los mensajes tremendistas, los discursos del miedo y los insultos se los dejamos a ellos. Este es el momento de la esperanza, y no del miedo. Nos une la pasión por Euskadi y vamos a transformar esa pasión en un compromiso por el cambio. Porque JUNTOS PODEMOS. Y quiero acabar dirigiéndome a lo mejor que tenemos en este partido. A las personas, a nuestros militantes. Gente sencilla y humilde a la que conozco bien y que también me conoce desde hace muchos años. Son, sois la esencia misma de este Partido. Tal vez muchos no conozcan ni una sola de las medidas que llevamos en el programa electoral, pero saben y sabéis que los Socialistas defendemos siempre la libertad, la igualdad y la justicia social. Vale con eso. Ese es nuestro Programa Electoral. Esas son nuestras esencias. Esas son nuestras cartas de presentación. Y con ellas salimos a la calle orgullosos de ser Socialistas. Con la dignidad de poder mirar a los ojos de todo el mundo y decirles que pueden confiar en nosotros que nos podemos equivocar, pero que no les vamos a engañar. Y vamos a dejar lo mejor de nosotros mismos para hacer de Euskadi el país de la Libertad, la Igualdad y la Justicia social. Porque no sabemos ni queremos hacer otra cosa. Ánimo y adelante".