BILBAO

   El secretario general del PSE-EE, Patxi López, insistió hoy en que debe haber "una revuelta de conciencias" de quienes desde la izquierda abertzale apuestan "en serio" por la política y por "alejarse" de la violencia. 

   En una entrevista concedida a RNE, recogida por Europa Press, López se refirió de esta manera a las declaraciones realizadas en los últimos días por el dirigente de Batasuna Arnaldo Otegi, reconociendo que el último comunicado de ETA crea "confusión" en algunos sectores, y el de LAB Rafa Díez Usabiaga, afirmando que "no hay proceso sin bombas".

   Además, indicó, en relación a las palabras del dirigente del PNV Josu Jon Imaz sobre que Batasuna "tiene un valor añadido en la política vasca", que él no le da "ningún valor añadido", sino que le insta a que asuma "la responsabilidad que le corresponde si de verdad quiere solucionar el problema de la violencia" y deje de ser "la correa de trasmisión o el títere de una banda terrorista".

   En su opinión, "por mucho que, en sus discursos, intenten mezclar la paz con sus reivindicaciones políticas, saben que la paz no va a tener precio político", por lo que "el único camino que les queda" es rechazar la violencia y luego presentarse ante "el espejo público" de los ciudadanos.

   En este contexto, reiteró que "siempre ha estado en manos" de la izquierda abertzale poder presentarse a las elecciones, cumpliendo la ley y los principios democráticos. De esta manera, destacó que la ley de Partidos "no persigue" ideologías, sino "comportamientos" y evitar que exista una formación que "sea una mera tapadera de una banda terrorista".

   No obstante, afirmó que, teniendo en cuenta su "reacción" tras el atentado de Madrid, se le hace "muy difícil que ese mundo dé el giro necesario, los pasos necesarios" para contar con una formación legal. De esta manera, señaló que han tenido una oportunidad "magnífica" para "desmarcarse" de ETA y de la violencia y "no lo han hecho".

   El secretario general de los socialistas vascos indicó que "ahora lo que toca, como siempre, es un Estado de derecho frente a una banda terrorista. Toca eficacia policial, contundencia judicial, colaboración internacional, rechazo social, recuperar la unidad de los demócratas para ser más fuertes frente a una banda terrorista".

   En este sentido, precisó que, si se pretende lograr "unidad para ser más fuertes" frente al terrorismo, no pueden ponerse "de entrada" condiciones "cerradas", sino "voluntad política" para recuperarla y entender que al Gobierno le corresponde dirigir la política antiterrorista.

SE QUITO EL VELO

   A su entender, teniendo en cuenta la actitud del PP, el acuerdo antes de las elecciones generales "tiene muy mal arreglo". El dirigente del PSE agregó que el PP "se quito el velo" en la manifestación del pasado sábado en Madrid, demostrando que únicamente le importa "atacar" al Gobierno socialista y especialmente a Rodríguez Zapatero, lo que considera "de una irresponsabilidad absoluta".

   El dirigente del PSE insistió en que, durante los nueves meses transcurridos tras el anuncio del alto el fuego, el Estado de derecho "no ha bajado la guardia" y se ha mantenido la "eficacia policial", la colaboración internacional y las actuaciones de la justicia. En este sentido, precisó que éstas "no dependen del Gobierno" y, de esta manera, criticó que el PP pida que se ilegalice a EHAK "cuando sabe perfectamente que eso le corresponde a los tribunales" y que "ya ha habido un juez que dice que es un partido legal" y, por eso, está en el Parlamento vasco.

   En cuanto a la segunda ronda de contactos del ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, con los partidos y la reunión de la Comisión de Seguimiento del Pacto Antiterrorista, instó a esperar a ver "cuál es la voluntad política de cada uno", si bien advirtió de que "las condiciones de partida inaceptables e inasumibles no son buenas" para la unidad.

   En cualquier caso, auguró que "desgraciadamente la foto será la mismo que hemos tenido en el pleno del lunes" en el Congreso y que el Ejecutivo contará con el apoyo de todas las fuerzas democráticas a excepción del PP, a quien acusó de "estar en una estrategia de utilizar el terrorismo para desgastar" al Gobierno.