Paralelamente, estamos asistiendo en toda España, pero también en Euskadi, a un proceso de deslegitimación de la política y del sistema democrático que debe preocuparnos.

La izquierda utiliza la política para transformar el estado de las cosas. Por eso los proyectos progresistas y de izquierdas somos los más interesados en prestigiar la política porque es el instrumento del que disponemos para mejorar la vida de las personas y transformar la sociedad.

Hemos fracasado en la generación de recursos ideológicos para una ciudadanía cautiva del discurso neoliberal y la falacia del libre mercado. Nos corresponde a los Socialistas Vascos resituar lo político diferenciado de lo económico y esto último bajo el control de lo primero, retomar la iniciativa, planteando políticas audaces que vuelvan a generar en la ciudadanía confianza respecto al modelo político y convertirnos en la referencia transformadora de la realidad, que siempre hemos sido hemos sido.

El discurso y la acción de los Socialistas Vascos, debe ser la alternativa contundente y rigurosa que desde la izquierda se contraponga al de la derecha gobernante.

Y debemos dirigirnos, especialmente, a esos jóvenes que hoy no perciben a las instituciones democráticas como agentes activos para transformar la realidad, y a todas aquellas personas que se sienten desencantadas con la política. Debemos recuperar el valor de la política, entendida ésta como la capacidad de cambiar las cosas. Y debemos integrar a esas nuevas generaciones, potencialmente progresistas, que hoy se sienten alejados de nuestra propuesta. Los socialistas representamos una alternativa rigurosa y debemos ser capaces de hacer ver la política no como un problema y sino como una solución. La crisis que padecemos representa también una oportunidad para abordar cambios normativos, transformaciones de comportamientos y nuevas reglas políticas que refuercen la democracia desde la izquierda.

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