El 17 de agosto de 1930, Indalecio Prieto asistió a título personal a la reunión del “Pacto de San Sebastián”, alianza de republicanos y de catalanistas de centroizquierda que tenía por objetivo traer la República a España y, con ella, la autonomía a Cataluña. Esta solución autonómica era susceptible de extenderse también a Euskadi, pero no se tradujo en un compromiso concreto de los integrantes del Pacto, por la inasistencia a esta reunión del nacionalismo vasco. A finales de ese año, Prieto logró atraer al Pacto de San Sebastián a la mayoría de la Ejecutiva del PSOE.

La victoria de los republicanos, en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, trajo aparejada la caída de la monarquía y la instauración de la República, proclamada en primer lugar por el Ayuntamiento de Eibar antes de hacerse oficial en Barcelona o en Madrid. La Villa Armera fue un buen ejemplo del triunfo del Bloque Antimonárquico (integrado por los republicanos, el PSOE y ANV) en los principales centros urbanos e industriales de Guipúzcoa y Vizcaya, con San Sebastián y, sobre todo, Bilbao a la cabeza.

Con la República, se planteó la cuestión vasca. Después de algún intento fallido, por el sectarismo con que actuó el PNV, en su época de alianza con los carlistas, se llegó, en una segunda fase, a un acuerdo para establecer un método de aprobación del Estatuto, en cuatro trámites fundamentales: aprobación del proyecto por las Diputaciones Provinciales (en aquel momento controladas por las izquierdas) y aprobación sucesiva por la Asamblea de Ayuntamientos vasconavarros, por el pueblo en referéndum y, en último término, por las Cortes, que podrían modificar el Estatuto en uso de su soberanía. El PNV aceptó esa vía.

Tras la victoria electoral de las izquierdas en España, en la primavera de 1936, el PNV y el Frente Popular llegaron a un entendimiento cordial, personificado por sus líderes, José Antonio Aguirre e Indalecio Prieto, con el Estatuto como mínimo común denominador, lo cual facilitó su rápida discusión parlamentaria. En julio de 1936, el texto había sido consensuado y se hallaba listo para ser ratificado por las Cortes, donde la mayoría era del Frente Popular. Fruto de este Estatuto, aprobado en plena guerra civil, se constituyó el primer Gobierno Vasco. Un Gobierno liderado por el nacionalista José Antonio Aguirre y que contó con la presencia de socialistas destacados, como Aznar, De los Toyos y Gracia. Este Gobierno se mantuvo en el exilio tras la guerra civil y los años de la dictadura posterior que se implantó en España, con la victoria de la sublevación franquista.