Socialist@s Vascos

Historia

Los Tiempos difíciles de la Transición

Ha sido, el de este último cuarto de siglo, un período complejo, marcado por la persistencia y recrudecimiento de un terrorismo, especialmente virulento al comienzo de la andadura democrática, y por los vaivenes de un nacionalismo oscilante entre sus tendencias más doctrinarias y dogmáticas y las más pragmáticas y dialogantes.

Este tiempo también ha sido un período que ha oscilado también entre la cerrazón del PNV y la incomunicación entre las fuerzas políticas y el diálogo y el compromiso entre los partidos vascos. Un período que, cronológicamente, podríamos resumir en tres etapas: la de los Gobiernos monocolores del PNV, liderados por Carlos Garaikoetxea entre 1980 y 1987; la de los Gobiernos de coalición con los socialistas vascos, entre 1987 y 1998, que lideró el Lehendakari Ardanza; y la de los Gobiernos de concentración de fuerzas nacionalistas, con el Lehendakari Ibarretxe, tras el Pacto de Lizarra y el proceso de radicalización soberanista del PNV.

En todo este tiempo, la trayectoria del socialismo vasco ha atravesado por fases complicadas e incluso dramáticas: acosado, unas veces, por el terrorismo totalitario de ETA; y sufriendo, otras, la prepotencia de un nacionalismo sectario con tendencia a radicalizarse. La firmeza en la defensa del sistema de libertades y nuestra visión de un país construido entre diferentes, desde la igualdad política, no han hecho del nuestro un partido de moda en determinadas épocas muy duras de nuestra historia como país. Pero la firmeza que supimos demostrar en el mantenimiento de nuestros principios nos ayudó a superar todo tipo de obstáculos y nos fortaleció como partido.

Los socialistas vascos siempre hemos sido factor de cambio, de progreso, de estabilidad y de entendimiento político. Lo fuimos cuando asumimos responsabilidades de Gobierno, en coalición con el PNV. Porque fue en aquella época, y con nuestro impulso fundamentalmente, cuando el país y la sociedad vasca más avanzaron en todos los órdenes; y cuando se alcanzaron también acuerdos básicos de gran trascendencia, como lo fue el Acuerdo de Ajuria Enea.

Y lo hemos seguido siendo en la oposición, a pesar de la política altamente irresponsable seguida por el nacionalismo gobernante tras el Pacto de Lizarra con el radicalismo antisistema; y a pesar también de las dinámicas de enfrentamiento sistemático que han venido azuzando en estos años tanto el PNV como el PP y sus respectivos Gobiernos, en la época de Aznar. Unos Gobiernos que fueron incapaces de ponerse de acuerdo en cuestiones básicas para la ciudadanía, como la lucha contra el terrorismo o la defensa de las libertades, porque prefirieron utilizar estas cuestiones como arma partidista para sacar réditos electorales.

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